Ya son 35 las historias que fueron retratadas por este proyecto que apoya la labor de las Abuelas de Plaza de Mayo. El jueves se realizó una ceremonia en la Biblioteca, donde además pueden verse gigantografías y material utilizado para las historietas.

 

“Fui a buscar los huesos de mi papá y terminé buscando a un hermano”, contó Enrique Pastor ante la repleta sala Ortiz de la Biblioteca Nacional. “Y qué generosidad de tanta gente para amplificar mi historia y ayudar a encontrarlo”, agradeció a dibujantes y guionistas. La historia del hermano de quien no sabía nada es apenas una de las muchas de los 400 niños privados de su identidad por la última dictadura militar argentina. La historia del hermano de quien no sabía nada es una de las 35 que, hasta el momento, fueron retratadas por el proyecto Historietas x la Identidad que, siguiendo la línea de otras disciplinas, se suma a los esfuerzos de Abuelas de Plaza de Mayo para encontrar a esos chicos, hoy ya jóvenes adultos.

 

Parte de las historietas del proyecto aparecieron hace algún tiempo en la revista Fierro y en la web. Hoy, algunas se exponen en gigantografías conmovedoras en la Rayuela, la Plaza del Lector de la Biblioteca Nacional, y distintos originales y material documental utilizado para su realización esperan al público en la sala Leopoldo Lugones, ubicada en el hall de entrada del edificio. Aunque los transeúntes pueden apreciar el montaje desde febrero, el jueves se realizó una actividad especial en la Biblioteca en torno de la exposición, como parte del ciclo de conmemoraciones que ocupará marzo, mes de la memoria.

 

De la ceremonia participaron Rosa Roisinblit, vicepresidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, los familiares de nietos apropiados Lorena Battistiol y Enrique Pastor, la historietista Azul Blaseo-tto y representantes de Teatro x la Identidad. También estuvieron el director de la Biblioteca Nacional, Horacio González, y Judith Gociol, cocoordinadora del Archivo Nacional de Historieta y Humor Gráfico argentinos, de la Biblioteca, uno de los impulsores de la muestra.

 

“En estas historietas hay un feliz encuentro, porque en toda historieta hay un llamado”, reflexionó González. Además, consideró que la historieta se ubica “en el umbral del cine” y que eso las hace “antiguas y a la vez modernas”, propias para realizar un llamado primordial y a la vez familiar a sus destinatarios. Es que, como demostraron los dibujantes y guionistas luego, en sendos testimonios filmados, todos plantearon sus páginas como una alusión a alguien en particular. Un nieto, un hijo, un hermano o un primo ausente por la acción del terrorismo de Estado. Por el carácter iconográfico de la historieta, por su capacidad de mezclar técnicas (dibujo en distintos estilos, fotografía, collage), podía contar una historia y, a la vez, poner en acto los rostros reales de las víctimas. En su testimonio audiovisual, el historietista Salvador Sanz advirtió que “era importante que hubiera fotos, que cumplen una función, están por si alguno de los buscados o un familiar los llega a leer”.

 

Roisinblit, por su parte, evocó la figura de Héctor Germán Oesterheld, el creador de El Eternauta, desaparecido junto con sus cuatro hijas, dos de ellas embarazadas. “También a esos nietos los estamos buscando”, afirmó y contó que en Abuelas aprendieron a cambiar e incorporar nuevas estrategias con el correr de los años. “Hasta ahora, no había visto ninguna historieta referida a los nietos desaparecidos, pero todo lo que se haga para publicitar nuestra búsqueda lo aceptamos, todo ayuda”, agradeció. Luego destacó la creación del Archivo histórico-familiar para que los nietos recuperados encuentren la historia de sus padres, el departamento de presentación espontánea, para los jóvenes que albergan dudas sobre su identidad, y llamó a no cesar el reclamo de justicia, verdad y memoria.

 

“Mi historia es ésta: secuestraron a mis padres, mi tía y mi prima. Mi tía y mi prima pudieron volver cinco días después. Mis padres fueron a Campo de Mayo. Desde ese día, mi abuela empezó a buscarlos y cuando no pudo, cuando ya le dolía demasiado, con mi hermana decidimos tomar la posta”. Así narró Lorena Battistiol su acercamiento a Abuelas y el esfuerzo para encontrar la sangre de su sangre. Con profunda emoción, Battistiol rememoró su breve aparición al final de un capítulo de la teleserie Montecristo, que también hizo bandera contra el terrorismo de Estado, y cómo eso les permitió acercarse a jóvenes con dudas sobre su identidad e incluso la hizo ilusionarse respecto de su propia búsqueda. Por eso, y aunque su contacto con la historieta era prácticamente nulo, empujó el proyecto desde el comienzo. “Sé que hay mucha gente que lee historieta, y si no es uno de nuestros hermanos, quizá sea un familiar o un amigo”, se esperanzó. Su compañero de búsqueda, Pastor, coincide y llama a ser “creativos” al momento de encontrar métodos para seguir adelante. “Qué bueno estaría tener todo esto en un libro, meterlo en las escuelas, en las netbooks de Conectar Igualdad”, animó.

 

Azul Blaseotto, especialista en historieta documental y retratista en los juicios por delitos de lesa humanidad, también integraba el panel. “Somos más de los que me había imaginado y eso está muy bueno”, celebró, y aplaudió la vinculación de la Biblioteca Nacional al proyecto. “Es importante porque estamos en una institución estatal, de un Estado que fue criminal y ahora lo reconoce y trata de enmendarlo”, afirmó. También contó que muchos de los dibujantes que participaron del proyecto se fueron sumando a medida que este se desarrollaba. “Esa horizontalidad es el camino a seguir”, señaló, y advirtió que “quedan muchas más historias” por retratar. “Todos pueden desplegar su potencial para ser no sólo fábricas de productos para el mercado”, arengó. En el auditorio había varios historietistas, algunos, incluso, con un anotador en la mano, como Esteban Canepa, que seguía las palabras de los oradores mientras trazaba líneas con su lápiz.

 

Tras la lectura de una carta, síntesis documental de una de las búsquedas que se emprenden con Historietas x la Identidad, actuó la banda de TxI. Tras los aplausos, quedó flotando uno de los versos de su última canción, también dirigido a los nietos ausentes: “Sólo vos: sólo estás faltando vos”.

 

  Por Andrés Valenzuela

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