Presentación del tercer libro de la trilogía de "Cine y Psicoanálisis" de Hugo Dvoskin, de la Facultad de Psicología.

El lunes 17 de septiembre a las 19 en el edificio Anexo A de la Cámara de Diputados de la Nación de la avenida Rivadavia 1841 en su Piso 2, Sala 1, se presenta el libro La shoa en tiempos de cine, escrita por el psicoanalista Hugo Dvoskin

El libro describe el holocausto sufrido en Europa, donde el pueblo judío fue el más perseguido y las películas que lo han retratado. El autor, se remite a sus ancestros y también la reconstrucción de esta masacre que se hizo a través del cine y las formas que pueden ser útiles para el psicoanálisis

“Las películas de la shoa, nos han facilitado pensar juntos cuestiones éticas que no refieren solo a lo que está bien y lo que está mal. Lo que se pone en juego son los principios en los que se sostiene nuestra praxis y la perspectiva de los lugares a los cuales conduce, léase lo que entendemos como fin de psicoanálisis”

La presentación contará con la voz de la actiz Ingrid Pelicori y la presentación de la diputada por la provincia del Chaco María Lucila Masín. También, para armonizar la noche, se escucharán cuerdas vocales bajo la dirección de Gastón Dvoskin. La actividad es abierta y gratuita

La shoa en tiempos de cine

“Es una noche congelada de 1880 en Krizvoka, Lituania, cerca de la frontera con Letonia. Mi bisabuelo que acaso se llamaba Kestukis Dwaskin, piensa cómo hacer honor a su nombre que en su idioma quiere decir “hacer frente”. No está bien de salud. No cuenta con un buen trabajo y la persecución a los judíos es impiadosa: cultural, económica y religiosa. Su mujer y sus tres jóvenes hijos no tienen futuro en el pueblo.

Entra al bar del pueblo y pide una copa de vodka. Aunque no es un Koskenkorva finlandés, porque aún no lo había, tiene la graduación adecuada. Frente a la barra se la toma de un trago. Así se toma el vodka, piensa. Se sienta a la mesa con la misma copa a la que ya le ha agregado otra medida. Cuenta con un poco de dinero. Su amigo Mindaguas –mucha sabiduría- le ha ofrecido y le ha insistido en que se vayan a la Argentina, hay un barco que sale de Hamburgo. Él no está en condiciones. Antes de terminar su tercera copa con ese estilo que supone elevar la cara, apenas apoyar labios y dejar caer el trago de una sola vez, la decisión está tomada. Hará frente a la soledad y sus hijos tendrán una buena vida en esas tierras donde el sol brilla incluso en invierno. Tiene una pregunta absurda: “¿tomarán vodka en esas tierras?”