En el Salón Eva Perón de la Legislatura porteña se recordó el centenario del nacimiento de Nelson Mandela, presidente de Sudáfrica entre 1994 y 1999 y líder que luchó contra la segregación racial. El homenaje estuvo encabezado por el Vicepresidente I Francisco Quintana (VJ), acompañado por el Diputado Claudio Heredia (BP).
Gabriel Astarloa, Procurador General de la Ciudad, afirmó que “Mandela es por su vida y por lo que significó, la personificación de la concordia política y la unión de los corazones”.
Phumelele Gwala, Embajadora en Argentina de la República de Sudáfrica, consideró a Mandela como determinante para la democracia en su país y “figura central de nuestra liberación”. Recordó que el líder, durante sus 27 años de prisión “se negó a cambiar su posición política por su libertad”. Consideró que su legado fue una “Sudáfrica unida, no racial, no sexista, democrática y próspera”. Recordó que una de las principales enseñanzas del líder era sobre la necesidad que tienen los jóvenes para comprometerse y lograr la mejor educación, para representar a la sociedad de la mejor manera.
A continuación el abogado Madoda Ntaka recordó los distintos momentos en la vida de Mandela: su profesión de abogado por las causas de su pueblo; la matanza de Shaperville en 1960 y su paso a la resistencia armada; su encarcelamiento en la Isla Robben; su liberación en 1990; la negociación con Frederik Willem de Klerk, jefe de estado y dirigente del Partido Nacional, y su elección como presidente en 1994.
Oscar Hansen, Presidente de la Cámara de Comercio Sudafricana Argentina, recordó que Mandela priorizó los objetivos como guía de su pueblo y dejó con dolor a su familia, que no lo vieron durante sus 27 años de cárcel. Luego Rita Coci, recitó un poema, ya que residió en Sudáfrica junto a su familia diplomática argentina.
Martín Durand, jugador de Los Pumas, recordó el mundial de rugby 1995, donde el entonces presidente Mandela “logró unir el país con el deporte”. También agradeció la generosidad del africano con el equipo argentino, ya que le dio la posibilidad de “poder competir en el primer nivel internacional”.
Eduardo Oderigo, de la Fundación Espartanos, que trabaja con presidiaros para bajar la tasa de reincidencia delictiva a través del rugby, la educación y el trabajo, enalteció el ejemplo de Mandela: “su mejor versión salió luego de estar 27 años en la cárcel”, ya que “su alma estaba afuera”.