El primer día de cuarentena establecido por el presidente de la Nación Alberto Fernández a través de un decreto de necesidad y urgencia (DNU) que prohibió a los argentinos y porteños abandonar sus casas, con la excepción de salir a comprar alimentos o medicinas, cambió la fisionomía de la Ciudad

El DNU, que contempla el “aislamiento social, preventivo y obligatorio” se extenderá hasta el martes 31 de marzo y en esa fecha podrá evaluarse si se frenó el avance de la transmisión del coronavirus, ya que en países que no lo hicieron de manera rigurosa como Italia, el crecimiento fue exponencial.

En el barrio de Balvanera, se vieron todos los comercios cerrados, con excepción de almacenes, supermercados, farmacias, cajeros automáticos bancarios, veterinarias, dietéticas y algunas ferreterías. También se notó mayor presencia de la Policía de la Ciudad, con personal desplegado en las calles y también en patrulleros o motos. El tránsito vehicular estuvo acotado a automóviles particulares, colectivos con un cronograma de emergencia, ambulancias y algunas bicicletas.

Si bien se cumplió con las restricciones impuestas ya que el artículo 6 prevé exceptuar del aislamiento a personal de la Salud, Fuerzas de seguridad, Fuerzas Armadas, Migratoria, meteorólogos, bomberos, funcionarios nacionales o de la ciudad, diplomáticos, funebreros, periodistas, personal de transporte, basureros o personal de la alimentación, la industria médica, agropecuaria o agraria, además de los servicios públicos; se ha visto gente reunida en la calle sin ninguna razón justificada.

Por ahora las medidas han logrado disminuir el uso de colectivos un 56% y los trenes un 77%; todavía es considerable el volumen de personas que se mueve y por ahora el aislamiento es lo único que puede controlar la pandemia, declarada por el miércoles 19 por la Organización Mundial de la Salud, con un total de 213.254 personas infectadas, 8.843 fallecidas en casi 160 países.

El DNU firmado ayer aclara que “Que nos encontramos ante una potencial crisis sanitaria y social sin precedentes, y para ello es necesario tomar medidas oportunas, transparentes, consensuadas y basadas en las evidencias disponibles, a fin de mitigar su propagación y su impacto en el sistema sanitario.

Que, toda vez que no se cuenta con un tratamiento antiviral efectivo, ni con vacunas que prevengan el virus, las medidas de aislamiento y distanciamiento social obligatorio revisten un rol de vital importancia para hacer frente a la situación epidemiológica y mitigar el impacto sanitario del COVID-19.”