El sacerdote Miguel Calixto del Corro fue recordado a los 175 años de su muerte.

Miguel Calixto Del Corro, sacerdote, difusor y protagonista de la independencia de Argentina, fue recordado en la legislatura al cumplirse este 16 de septiembre 175 años de su fallecimiento a través de una conferencia organizada por el diputado Hernán Rossi. Expusieron el docente Fernando del Corro, el historiador Ricardo Elorza y el presidente de la Pastoral Social Carlos Accaputo.

Del Corro, primero aclaró que no es pariente del histórico homenajeado, aunque sí reconoció que su genealogía también provenía de Asturias. El docente destacó que fue este uno de los sacerdotes que participó activamente de la Revolución de Mayo, al cuestionar “la potestad que viene de dios” que se arrogaban los realistas, para distinguirlas “de los derechos” de los gobernados para definir sus destinos.

También recordó que José de San Martín le encomendó a Del Corro la difusión del Inca Garcilaso de la Vega, historiador peruano, cuyas obras habían inspirado el levantamiento de Túpac Amaru II y habían sido prohibidas por la corona española.

Elorza describió con exhaustividad el período revolucionario que terminó con la emancipación de las Provincias Unidas en 1816. También explicó que Manuel Belgrano y San Martín “estuvieron a solas durante dos meses”, donde el porteño alertó al correntino “que no esperara nada de Europa”. Así se forjó la idea de crear “una monarquía atemperada”, donde debía “restituirse la casa de los incas”, para erigir una nueva nación absolutamente independiente de los países centrales, cuya capital sería el Cuzco, pero que debía “defenderse de los enemigos interiores y exteriores”.

Accaputo aseveró que Miguel Calixto Del Corro “fue uno de los muchos minimizados” en la historia argentina. “Su lucha en pos de la independencia fue parte del accionar de muchos sacerdotes católicos”, contó el clérigo. Y recordó que el acta de la independencia de 1816, escrita en castellano y traducida al quechua y al aymará; fue firmada por 26 representantes de las provincias, de los cuales 11 eran sacerdotes: Sáenz, Rodríguez, Acevedo, Colombres, Castro Barros, Santa María de Oro, Uriarte, Araoz, Thames, Iriarte y Pacheco de Melo.

Acaputto destacó la necesidad de “recordar a los curas, no por ser curas, sino porque forjaron el nacimiento de la patria” y que es necesario “retomar estos personajes no como historia, sino para contagiarnos”, ya que cuando se construyó la nación se pensó en un territorio con su gente, donde eran todos ciudadanos