El sistema de transporte del área metropolitana de Buenos Aires ha mejorado. Sin embargo, todavía falta mucho para que alcance el nivel de ciudades como Copenhague o Londres. Un estudio, que analizó la performance de 35 metrópolis del mundo destaca como fortaleza la introducción de la tarjeta SUBE para la gestión del pago de boletos y la construcción del Metrobus. Además, agrega que la conectividad del sistema de transporte de pasajeros, sumado a aspectos como la presencia de Wi-Fi en las estaciones del subte, genera un ambiente “relativamente amigable” para los usuarios.
El informe fue realizado por la empresa Siemens y recomienda para el área metropolitana de Buenos Aires (AMBA) más inversiones que incrementen la capacidad del transporte público mediante la expansión de los sistemas de buses rápidos y del subterráneo, así como una mayor incorporación de sistemas de gestión de tráfico.
En Buenos Aires, el transporte colectivo moviliza el 40% de los viajes diarios, mientras que el transporte individual (autos, motos, taxis y bicicletas) capta el 51 por ciento; el restante 9% corresponde a los desplazamientos hechos a pie.
Sin embargo, todavía falta para que los viajes sean confortables. Por caso, el viaje promedio diario en el AMBA es de 1 hora y 11 minutos. Así lo revela una encuesta realizada por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) sobre megaciudades y la infraestructura en América latina. De los encuestados para ese informe, el 37 por ciento respondió que viaja más de una hora y media en Buenos Aires.
Como para tener una idea general, el tiempo que gastan los latinoamericanos en el transporte urbano equivale a diez semanas laborables al año por persona.
Buenos Aires tiene, no obstante, una mala nota en los apartados de congestión y tecnología, pero los indicadores mejoran en las categorías de conectividad y funcionalidad para el usuario. En cuanto a los desafíos, el informe destaca la antigüedad del material rodante y la necesidad de mayor inversión en infraestructura.
“Las inversiones en transporte público masivo son más que redituables. Y el trabajo subraya los avances y los desafíos. Entre ellos, es fundamental la puesta en funcionamiento de una agencia metropolitana de transporte, porque la coordinación es crítica. Creemos que tenemos la mejor tecnología, pero funciona mejor con coordinación”, indicó Eduardo Gorchs, jefe del área de Transporte en Siemens Argentina.
El estudio se refiere a las inversiones futuras y a los desafíos, ya que supone que para 2030 habrá un aumento del 35% en la cantidad de traslados en transporte público. Poco más de 370.000 viajes serán producto del crecimiento poblacional, revela la investigación. Según Siemens, hoy se invierten 4400 millones de dólares en transporte público (incluidas todas las inversiones del AMBA); para 2030 sería necesario duplicar esa suma.
Esta semana se conoció un estudio de población de la Organización de Naciones Unidas en el que Buenos Aires figura como una de las 28 megaciudades del mundo y proyecta para el AMBA un aumento de unos 2 millones de habitantes, con lo que alcanzaría casi a 16 millones de personas.
“Buenos Aires ha innovado en términos de cambiar la forma de utilizar el espacio. Al principio, las ciclovías y el Metrobus eran resistidos porque iban a empeorar el tránsito; sin embargo, en muchos casos lo mejoraron. Hay que trabajar de manera inversa a lo que la mayoría de la gente piensa, pero los expertos recomiendan: menos espacio para el auto particular, tanto para circular como para estacionar. El debate que se viene es cuál es el rol del estacionamiento privado y público en la Capital y qué beneficio genera un auto que pasa estacionado muchas horas, quitando espacio a las personas”, indicó Andrés Fingeret, director del Institute for Transportation & Development Project (ITDP) de Argentina.
Andrés Borthagaray, experto en movilidad y director para América latina del Instituto para la Ciudad en Movimiento, apunta que América latina es la región más urbanizada del mundo y que son necesarias políticas con eje en esa característica a la hora de analizar las cuestiones de tránsito y transporte.
“El desafío es orientarse hacia sistemas con mayor eficiencia energética y ambiental, basados en un transporte público de calidad y en una estructura urbana que permita los desplazamientos a pie con mayor seguridad. Hoy, la cantidad de peatones muertos en accidentes, sobre el total, es de más del 40% en América latina, contra el 10% en Europa. Estas estadísticas son mucho más graves, además, según el nivel de ingreso en los barrios; por ejemplo, en algunas partes de Lima en contraste con los barrios más consolidados”, indicó.
Borthagaray también señaló: “Hay unas cuantas iniciativas innovadoras en la región, desde subtes que se extienden, avances de los BRT o Metrobus, boletos únicos o SUBE hasta políticas de promoción de la movilidad saludable. El uso de la moto está creciendo mucho y todavía no existe una conciencia que permita integrarla plenamente, como en Asia. En lo estructural, la posibilidad que tiene Buenos Aires, con 800 km de red ferroviaria metropolitana, es única, especialmente si se la aprovecha a la altura de su potencial”.
Ejemplos propios y Ajenos
Es un sistema de carriles exclusivos para colectivos, homologable como autobús de tránsito rápido (BRT). Lanzado en 2011, ya funciona sobre las avenidas Juan B. Justo y 9 de Julio, y dos ramales unen Constitución y puente La Noria. Los siguientes, en la AU 25 de Mayo y las avenidas Cabildo y Paseo Colón
SUBE
Este sistema permite abonar con una sola tarjeta viajes en colectivos, subtes y trenes en la región metropolitana. Es un medio de pago simple y moderno. Comenzó a funcionar de forma generalizada en marzo de 2013
Copenhague y Londres
Copenhague es, según un estudio de Siemens, la ciudad con mejor performance en movilidad. Su red de transporte cuenta con el mejor balance costo-beneficio; la capital de Dinamarca planifica construir dos nuevas líneas de subte. En el caso de Londres se destaca la amplitud de la red de subtes y el proyecto Crossrail, una conexión ferroviaria rápida subterránea.
Por Laura Rocha | LA NACION