El jueves 16 de junio a las 14 se inaugura la exposición Catarsis, de Agustina Galindez Quesada, en el nuevo Centro Cultural Borges de Viamonte 525. La muestra forma parte de La Línea Piensa, un proyecto de Luis Félipe Noé y Eduardo Stupía destinado a visibilizar los grandes exponentes que existen en nuestro país en materia de dibujo. Se puede visitar de miércoles a domingo de 14 a 20 hasta el 14 de agosto
Comentario de Eduardo Stupía
Probablemente, todos hemos utilizado alguna vez la expresión “hacer catarsis”, y quizás habremos transitado esa experiencia, que consistiría en expulsar la carga y las asfixias de un eventual trauma mediante una suerte de exorcismo inducido o voluntario, apelando a ciertas prácticas o métodos conscientes, a partir del cual se recupera el eventual equilibrio y la salud corpórea y espiritual perdida.
Sería un error, no obstante, asociar directamente la obra que ahora presenta Agustina Galindez con el dramatismo áspero que parece inexorablemente ligado a la catarsis. Habrá entonces que preguntarse qué clase de sanación o sustancia curativa encuentra, o desarrolla, en su práctica. Galindez dibuja y borda indistintamente, sobre paños y papeles, y ambas operaciones son en ella los términos que delimitan, y a la vez hacen discretamente visible, el territorio de su privacidad. Sus fisonomías, sus figuras, sus personajes, sus minúsculas situaciones, incluso sus incursiones en alegorías anatómicas o pequeños íconos de rara simbología tienen la rusticidad y la autenticidad de rasgos de quien dibuja sin escuela ni formalismos, como si estableciera una conexión directa con una subjetividad que se hace naturalmente confesional, a veces codificada en claves de callado hermetismo, a veces directamente reveladora en términos de cruda simpleza.
Las frases delineadas en caligrafía casi escolar agregan el anclaje coloquial, discursivo, que interpela directamente al espectador casi invariablemente desde una primera persona, y de algún modo es sencillo sentir que ella es nuestro espejo y nosotros su semejante. Quizás sea esta involuntaria o deliberada empatía el bálsamo catártico que la autora busca en la evolución y las transiciones de este virtual diario íntimo, o cuaderno panorámico de notas, con un lenguaje que se desnuda según la incógnita verdad del arquetipo, a mitad de camino entre el candor de los dibujos de Lorca y el magma inconsciente de Louise Bourgeois.
Comentario de Luis Felipe Noé – Eduardo Stupía
Cuando iniciamos el ciclo de La Línea Piensa en el mes de mayo del año 2006, nos propusimos la tarea de rescatar y exhibir aquellas maneras y formas de la práctica del dibujo que se destacaran por la autonomía y la invención poética en los lenguajes de la línea antes que por la sujeción y el sometimiento de estos a la hegemonía de la representación. Huelga decir que, hoy en día, ese pequeño manifiesto ha quedado saludablemente desactualizado, habida cuenta del modo en que el dibujo se ha expandido, desarrollado y transformado en el heterogéneo concierto de las prácticas estéticas actuales, diluyendo sus propias fronteras y salteando sus límites conceptuales como disciplina, y se ha convertido en un campo que sigue expandiéndose y revelando nuevas e inesperadas fisonomías.
Sobre Agustina Galindez Quesada
Nació en 1976 en Buenos Aires, donde vive y trabaja. Es diseñadora de interiores y estudió Relaciones Públicas en la Universidad Argentina de la Empresa. Se formó en el taller de diseño y estampa textil Serigrafía a Contramano, de Constanza Martínez y Rosa Skific, en el Museo de Arte Decorativo. Asistió al taller de Rosa Skific de diseño serigráfico y textil; al taller de artes visuales de Margarita García Faure, con quien también realizó clínicas de seguimiento de obra; a los seminarios interdisciplinarios de producción de arte en la naturaleza (Magia y El grito) realizados por la Flecha del Arte, y al seminario El Todo y las Partes, con Eduardo Stupía, en la Universidad Torcuato Di Tella. Participó en muestras colectivas y realizó muestras individuales: Muestra Anual, Museo Nacional de Arte Decorativo, 2013/2014; Noche de los Museos, Museo Nacional de Arte Decorativo, 2015; Porque existen agujeros en el fondo del sueño, Panal 361, 2016; Tiempo compartido, La Fábrica, 2017; Observar simultáneamente (colectivo Los 10), Espacio Y, 2018; Luminiscencia, Pagana – Casa de arte, 2018; Noche de Fuego (fotografía analógica), La Flecha del Arte, 2018; Casa abierta, espacio artístico autogestionado, 2019. Su obra forma parte de colecciones particulares.
Más info: www.agustinagalindez.com