Las clásicas formaciones de subterráneos construidas en Bélgica a principios del siglo XX, que circularon en la línea A hasta 2013, volvieron para paseos recreativos.  Para participar del recorrido a bordo de los coches La Brugeoise entre las estaciones Perú y Acoyte hay que inscribirse previamente para viajar en ellos en la madrugada de La Noche de los Museos que comienza el sábado 22 de octubre.

 

Serán tres formaciones que unirán las antiguas cabeceras en 40 minutos y allí un guía de turismo contará la historia tanto de los coches como de los comienzos del subte. El primero de ellos comenzará a las 00.30 h del domingo 23 de octubre, luego de finalizado el cronograma  habitual con los actuales vagones de origen chino.

También desde las 19, estará abierto el Laboratorio Patrimonial Centenera, un espacio construido en los viejos talleres del Subte y Tranvía en el barrio de Caballito, con materiales reciclados de la red, donde se podrá conocer la historia del transporte de Buenos Aires en un recorrido didáctico que incluye distintos ejes temáticos: historia, taller y sustentabilidad.

Además, como todos los años, el subte será gratuito desde las 19 del sábado 22, para permitir a los vecinos y vecinas participar de los diferentes espacios por La Noche de los Museos.

Los coches donde se podrá viajar fueron construidos por La Brugeoise y fueron  declarados Patrimonio Cultural de la Ciudad de Buenos Aires por la Legislatura porteña en 2014. De acuerdo a su artículo 4 de la ley, “se deberá planificar la circulación de todos los coches protegidos, de forma rotativa y en función del estado de mantenimiento y restauración de los mismos, sin perjuicio de no afectar cuestiones operativas del servicio de la línea. Se deberá destinar el uso de por lo menos 20 coches protegidos en el presente recorrido.”

Hoy las formaciones corren menos de lo establecido por la norma, pero cuando fue inaugurada Línea A, el 1° de diciembre de 1913, unían Plaza de Mayo con la Plaza 11 de Septiembre (actualmente Plaza Miserere). Y hasta 2013 eran los únicos vagones que continuaban circulando, destacándose durante 100 años la fortaleza de su construcción en madera y metal.