El movimiento Quiero al Tango indicó que recabará firmas pedir al Gobierno que incorpore este baile en la currícula escolar.
Un movimiento argentino dedicado a difundir la cultura del tango anunció una campaña de recogida de firmas para que este género musical rioplatense mundialmente conocido sea materia de estudio en las escuelas del país.
“Vamos a recoger firmas para pedir al Gobierno que incorpore el tango en la currícula escolar”, dijo hoy Gabriela Miguel, directora del movimiento “Quiero al Tango”.
Miguel defendió la necesidad de que el tango tenga mayor presencia en las escuelas y medios de comunicación de Argentina.
“Somos reconocidos a nivel mundial, pero la verdad es que en el interior del país estamos perdiendo el conocimiento sobre el tango, ya que los jóvenes no tienen idea de lo que es, ni de su historia”, explicó.
Miguel dijo que el festival de tango, la mayor cita mundial del ritmo del “dos por cuatro”, ayuda a difundir el género a nivel nacional e internacional, pero “no es suficiente” para acercar el tango a las escuelas.
La fundadora de la organización aseguró que “no se trata de que los chicos se vuelvan bailarines de tango”, sino que se acerquen “por medio de la educación” a esta música y su baile.
“Los chicos reciben cerca de 15 años de educación y no aprenden ni una letra, nunca les enseñan ni el caminar del tango, estamos preparando argentinos para el futuro, que desconocen sus propias raíces”, destacó Miguel.
Otra de las preocupaciones de músicos, bailarines y en general, de quienes viven de cerca la cultura tanguera es la falta de difusión del género en los medios de comunicación, ya que coinciden en que si bien, hay espacios dedicados a la música folclórica, existe una deuda con la difusión del tango específicamente.
El tango, tradicional de Argentina y Uruguay, nació de la fusión cultural entre inmigrantes españoles e italianos y es conocido por sus letras que en su mayoría expresan las tristezas, especialmente en el amor, que sienten los hombres y las mujeres del pueblo.
El tango fue reconocido en 2009 como Patrimonio Cultural Inmaterial (PCI) de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).