Diversas  personas tiene gran cantidad de seguidores en redes sociales, que con sus conductas, opiniones y consumos influyen entre sus admiradores. Una de las más importantes del mundo es Kim Kardashian, que tiene 319 millones de seguidores y fue acusada de estafa luego de cobrar alrededor de 400 mil dólares por cada post para promocionar la criptomoneda ethereum max, cuando su precio aumentó 1900%, pero al poco tiempo cayó estrepitosamente. En la Argentina un caso similar se dio cuando Javier Milei, el economista mediático que fue elegido diputado nacional, promocionó una moneda virtual que fue denunciado por muchos de sus usuarios como un sistema piramidal.

Uno de los pedidos para transparentar la actividad, es que se diferencie el contenido que sube un influencier, al ser patrocionado por una empresa u organismo, lo que constituye publicidad.

Instagram lo ha incorporado para deslindarse de toda responsabilidad al influencer por sobre los contenidos. Sin embargo en TikTok, Twitter y YouTube este aviso muchas veces no está y entonces los integrantes de la comunidad creen que ese contenido no ha sido pagado.

Si bien hay esforzados creadores de contenido, que tienen garantizada su libre expresión,  esto acarrea diversas responsabilidades, que incluso pueden llevarlos a enfrentar juicios con cuantiosas pérdidas patrimoniales. Capacitación, educación y aprendizaje para hacer progresar la red de seguidores, no debe ser confundida con un ánimo de lucro desmedido.

Los expertos aconsejan transparentar que las marcas les están pagando por hacer tal o cual contenido. Estados Unidos e Inglaterra tienen leyes muy duras, multas excesivas y cancelaciones de cuentas por no comunicar responsablemente. En Argentina, muchas veces se utiliza la ley de defensa al consumidor