El artista plástico chaqueño Milo Lockett en su galería en el barrio de Palermo habló acerca de su visión del arte como medio social y concientizador, de su colaboración con Coca Cola y Unicef, y contó particularidades de su vida como artista.
¿Cómo fue que empezaste a acercarte con tu arte a niños y adolescentes?
Mi obra es particular porque tiene una mezcla de infantilismo, de art brut, con esa cosa de diseño gráfico… Copiar el dibujo de un niño es muy difícil para un artista porque el dibujo del niño es un dibujo muy honesto, muy salvaje y natural. Los niños tienen una concepción fantástica que uno posee cuando todavía no conoce, no tiene tanta información y esto hace que los personajes que dibujan sean increíbles. Se hace difícil copiar algo que es tan natural para ellos. Para mí, es el dibujo más difícil de hacer.
¿Cuándo empezaste a pintar?
A mí una de las cosas que más me gustó siempre fue dibujar pero el dibujo siempre estuvo relegado porque tenía la información de que con el dibujo no iba a poder trabajar. Creo que empezó de una manera muy simple, muy honesta, donde no había intención de nada y de repente me encontré haciendo una carrera como artista. Tuve la oportunidad de pintar y dibujar para descansar de la crisis del 2000 pero después se convirtió en una carrera.
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¿Cómo llegaste a tu identidad pictórica actual? ¿Tuviste muchos cambios?
No tuve tanto cambio en mi obra, creo que mi obra es una mutación de la misma obra, por eso es tan reconocible, no es tan compleja. No es algo que no se pueda leer a simple vista. Yo creo que una de las cosas que tiene mi obra es que es muy sencilla y que no tiene pretensión de ser obra de arte entonces eso, por ahí, lo acerca mucho a la gente. Me pasa mucho que me dicen que mi obra los invita a pintar porque “es esa cosa sencilla y simple que cualquiera puede hacer”. Da esa sensación, después tendrá más complejidad o menos… depende como lo mires o estudies.
Cuando pintas, ¿sabes hacia dónde vas o te dejas llevar en el momento?
Durante muchos años renegaba porque empezaba una obra y terminaba de otra manera a como la había imaginado. Después aprendí que era como un mecanismo de trabajo, ¿no? Que cuando te dejas llevar por el dibujo y no sabes a dónde vas, puede salir algo genial, ¿entiendes? En cambio, cuando uno es más rígido y estructurado, se frustra cuando algo no sale como le gustaría. Yo aprendí a trabajar con el error, muchas veces en el error encuentro una obra. Esto me termina produciendo felicidad porque antes me angustiaba cuando algo no me salía o no era parecido a lo que yo había imaginado.
¿Tienes influencias de arte folklórico del Chaco?
No, no creo que tenga influencia folklórica en mi obra. Me parece que justamente se sorprenden mucho cuando se enteran que soy chaqueño y que tengo una obra tan contemporánea con el mundo. Mi obra esta en EEUU, Londres, Holanda, Francia, Alemania, España y Brasil. Ahora voy a representar a la Argentina en Corea. La verdad es que mi obra viajó mucho y muchos se sorprenden cuando se enteran de que vengo de una provincia tan chiquita del norte argentino.
El arte académico tiene muchos cánones y reglas. Quizás una búsqueda de lo bello a partir de lo virtuoso o complejo. Tu arte es más visceral. ¿Qué opinión tienes acerca del arte académico?
Yo no tengo conflictos con las academias o lo institucional ni tampoco con la escuela de bellas artes o todo lo que tenga que ver con la estructura. Creo que hay diferentes formas de que un artista se forme. El término autodidacta a lo mejor está identificado con alguien que no fue a la academia o que no estudió en una escuela de arte. El artista autodidacta tiene ese entrenamiento de buscar por su cuenta la formación y eso muchas veces hace que tenga una mirada diferente del arte. No significa que uno u otro esté equivocado. Creo que el arte tiene que ser libre y de experimentación donde uno tenga que estar buscando, me parece que las personas que son más inquietas o más curiosas desarrollan una obra diferente.
¿Cómo fue tu participación con Coca Cola?
Me convocaron para armar el diseño de una botella. Coca Cola dividió la Argentina en 6 regiones y me tocó la región cuyana, la región de Jujuy. Me gustó muchísimo, tuve que inspirarme en la zona y pensar en esa Coca Cola más liviana. Cuando pinté, pensé en el color que tiene la ropa de la gente y en el paisaje. Por eso aparecen unos coyitas, unas llamas y las montañas.
¿Y tú colaboración con Unicef en el proyecto “un minuto por mis derechos”?
Es interesante trabajar con Unicef. Es una institución muy seria que se preocupa por los más chicos, así que está bueno poder colaborar con ellos en cualquier proyecto. Me tocó trabajar en el Chaco junto a otros dos artistas y fue muy interesante porque fue un trabajo audiovisual, algo que yo no conocía. Descubrí la cámara a través de los chicos. Los chicos (adolescentes) grabaron videos de un minuto donde expresan sus inquietudes en relación a los derechos del niño.
Y la última pregunta, que me surgió de ver una escritura que hiciste en uno de los muebles pintados de tu galería. Dice “fácil no hay nada, anímate”. ¿Vos crees que el arte puede generar un impulso, animar a la gente a moverse, a educarse?
Yo creo que un niño que crece en un contexto de música, que consume teatro, que hace danza, que va al cine, que toca un instrumento musical, que pinta va a desarrollar una sensibilidad importante. El arte te hace un poco más sensible.
Por Tomás Pojaghi | tpojaghi@infobae.com
Crédito foto: Natalio Altube