Chicos.net LAB, el observatorio de investigación que explora el vínculo de niños, niñas, adolescentes y jóvenes con la tecnología, presentó un informe que busca reflexionar sobre el uso que le dan las diferentes generaciones al concepto de adicción a las pantallas para describir la relación de los chicos y chicas con los celulares y las computadoras.
En un mundo cada vez más conectado y digital en el que los dispositivos están en todos lados y en cada uno de los aspectos de la vida, es común escuchar madres y padres preocupados por la conexión 24/7 que sus hijos e hijas tienen con la tecnología, sobre todo luego de la pandemia.En este sentido, Chicos.net.LAB profundizó en las percepciones de las distintas generaciones sobre esta temática, contrastando lo que opinan a partir de focus groups, entrevistas y encuestas realizadas a nivel nacional entre 2020 y 2022.
Los resultados permiten observar que hay una brecha en las percepciones de adultos y adolescentes sobre el uso de dispositivos. Mientras la mayoría de los adultos consideran que sus hijos e hijas tienen un vínculo adictivo con la tecnología, los adolescentes consideran que es algo que ellos y ellas sí pueden controlar, aunque reconocen que se conectan muchas horas por día. Además, distinguen entre los distintos tipos de usos que pueden darle a los dispositivos: “Mi mamá piensa que estoy adicto al celu, pero no lo uso todo el tiempo, solo escucho mucha música”, “Mis papás creen que no socializo, no entienden que me paso toda la tarde jugando en la compu… ¡pero chateando con mis amigos!”, cuentan algunos de los adolescentes entrevistados.
Sin embargo, y más allá de los temores que el tema despierta, Marcela Czarny, directora de Chicos.net, afirma que hablar de adicción como un mal general de toda la adolescencia es un exceso: un proceso de adicción es cuando está comprometida la subjetividad, la salud física, la salud mental y la salud afectiva de una persona. “Los adultos utilizan la palabra adicción para describir este vínculo porque es un término muy instalado en nuestra sociedad. Solemos decir ‘tengo una adicción a la comida’, ‘no puedo dejar de ver la tele, estoy adicto’. Cuando hablamos de cómo los chicos y chicas utilizan los dispositivos, es mejor hablar de uso excesivo, uso indiscriminado, pero no hablar de adicción. No cualquiera es un adicto”, reflexiona la especialista y destaca que es un peligro al que sin dudas hay que estar atentos como adultos, pero sin generalizar desde el prejuicio. Esto solo conlleva una estigmatización en vez de ayudarlos a desarrollar criterios y estrategias de protección frente al uso de los dispositivos.
“Los adultos consideran que sus hijos e hijas se aburren y no saben qué hacer si no están conectados”, expresa Czarny, y explica que mayoritariamente madres y padres observan que aún cuando tienen la posibilidad de hacer actividades interesantes de manera presencial, muchas veces prefieren el mundo de estímulos, velocidad y control de lo digital o desarrollan actividades presenciales pero en compañía de los dispositivos.
Más allá de esta preocupación, los adultos también creen que la tecnología es una herramienta valiosa para aprender, informarse e inspirarse, y perciben que dejar a un adolescente “afuera” de la tecnología puede generar problemas de socialización mayores.
“La adolescencia es un momento de importantes cambios que generan inseguridades con el cuerpo, la identidad y las relaciones entre pares. Entonces las tecnologías son muy favorables a todo esto, ya que sirven como un escudo que minimiza el choque de cuando se tienen que vincular con sus pares”, dice Andrea Urbas, directora de Chicos.net. En este sentido, Mariela Reiman, directora de Chicos.net, explica que “en una sociedad cada vez más digitalizada, es imprescindible promover el acceso significativo a los dispositivos. Y son tantas las posibilidades, que hoy decir “estar conectado” aporta muy poca información. El criterio de las 3 C es una brújula a la hora de evaluar el tiempo de pantallas: contenidos (qué hacemos), contexto (cuándo) y conexiones (con quiénes)”.
Tanto jóvenes como madres y padres señalan a la vida offline y a la naturaleza como compensadores importantes frente a la tecnología, y que la clave está en lograr un equilibrio. El tiempo tras las pantallas preocupa menos si se ve a los chicos y las chicas bien e integrados en la vida presencial, con la familia, los amigos y amigas y en la escuela. Es por eso que desde la organización recomiendan enfocarse en autorregulación: que puedan reflexionar cuándo el uso que le dan a las tecnologías está teniendo consecuencias que afectan su bienestar.
De todos modos, no se puede soslayar la lógica de funcionamiento de las plataformas, diseñadas con algoritmos cada vez más sofisticados.“Podríamos decir que los que tienen adicción son los dispositivos mismos, necesitados de personas conectadas todo el tiempo”, asegura Silvina Ferreira Dos Santos, psicoanalista, miembro del equipo consultor la organización y agrega: “los recursos afectivos y culturales (incluidos aquellos que son necesarios sumar a través de la alfabetización digital) generan usuarios capaces de conducirse con la tecnología, aplicándola para sus intereses y necesidades personales”.
Para terminar, el informe brinda algunas recomendaciones y consejos para las familias:
● Se aconseja pautar el tiempo de pantallas sin prohibir y sin confiar 100% en filtros o controles externos.
● Es conveniente conversar y pactar reglas a fin de fortalecer la autogestión del tiempo y consensuar momentos y espacios de desconexión de las tecnologías: en la mesa, antes de dormir, en las salidas al aire libre, cuando estamos con amigos/as.
● No asumir que saben lo que están haciendo porque son “nativos digitales”. Una parte indispensable del rol adulto es acompañar en este desafío y darles herramientas para que puedan desarrollarse plenamente en el mundo digital.
● Discernir entre actividades que son beneficiosas para estimular la creatividad, la imaginación, la expresión, la socialización, la resolución de problemas y otras que sólo proveen un consumo pasivo.
“También es fundamental dar el ejemplo desde el rol de adultos para entender que la gestión del tiempo de pantallas es una habilidad que todas las personas (grandes y chicos/as) debemos lograr en el mundo tan seductor. Y poder comprender y conversar en familia sobre el funcionamiento de plataformas, redes sociales y videojuegos permitirá desarrollar estrategias que ayuden a decidir cuándo conectarse y cuándo desconectarse en lugar de que la tecnología decida por nosotros”, concluye el informe.
Para ver el informe completo, ingresar en https://www.chicos.net/informe-chicosychicasconectados24-7/.