Consumo, ofertas, regalos, desesperación, madrugada. Se vivió una nueva noche de los Shopping porteños, que se mantuvieron abiertos hasta las 4 de la madrugada del sábado 24 de diciembre. Con promesas de ofertas del 50% en marcas con grandes inversiones publicitarias y negocios que pagan alquileres altos, los consumidores se volcaron a las tiendas y en algunos casos se desató la furia para ver quién compraba el producto más barato.
También en los centros comerciales Alcorta, Dot, Alto Palermo, Abasto y Alto Avellaneda se vivió el Happy Hour, donde las promociones se activan cuando un grupo de músicos y promotores decidió pararse frente a alguno de los locales. Un cable de la agencia Télam describió la situación: caras de agotamiento, familias enteras corriendo por un 2 X 1 y forcejeos por un boxer en oferta fueron algunas de las imágenes que dejó la última edición de la Noche de los Shoppings, el megaevento del consumo con el que muchos sueñan con llenar el arbolito de Navidad a precio de descuento. La Noche de los Shoppings se replicó en las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Mendoza y Salta y prometió hacer realidad el sueño de poder hacerse de “esa” cartera deseada a un precio imposible, como describe la periodista Mariana García.
Pero llevarse el objeto del deseo como si fuese una ganga tiene su costo: aglomeraciones, empujones y gritos ponen a prueba la paciencia, la tolerancia al ruido y el pudor porque hay que estar dispuesto a aguantar que el de al lado quiera exactamente el mismo objeto o que alguien enfurezca al descubrir que ahora hacen el 50% de descuento por lo que acaba de pagar con el 20%.
Julia Blanco parece sobrellevar muy bien estas situaciones de ruido, espera y pudor. Compró el vestido deseado con un 30% de descuento. Como todos los años, llegó desde Federación para pasar Navidad en casa de su suegra, pero antes pasó por el Alto Palermo junto a su esposo y su hijo. Entre los tres llevan cuatro bolsas. “No vengo por un descuento en especial, donde veo algo que me gusta entro. Siempre vale la pena. Es excelente”, cuenta mientras ojea una agenda con dibujos en una librería.
En otro pasillo un grupo de amigos revisa libros de ciencia ficción y afirmaron a Télam que compraron tazas para regalar en Navidad y mallas para las próximas vacaciones. Matías Luján se queja. Vino por un perfume pero en ningún local le ofrecieron más del 10% de descuento.
Las ofertas no vienen solas, llegan anunciadas por una versión reducida de comparsas integradas por no más de tres personas, pero por la intensidad del bullicio sonaban como un festejo pleno de carnaval. Con uniformes de color y rostros cubiertos por antifaces, se dedicaban a alertar sobre las novedades y los descuentos instantáneos.
Todo lo que dicen parece estar cercado por un signo de exclamación. “¡Corran!, ¡Vamos!, ¡Ahora 40 por ciento! ¡Apurate! ¡Es la ropa que usa la China Suárez! ¡Y también Pampita!”. Esas son las frases que escuchó la periodista. Resulta imposible no verlos venir por los pasillos a los gritos entre signos de exclamación y bailes frenéticos a los que se suman panderetas y un megáfono.
Al fondo de un local de zapatos, recupera el aliento Juana, la encargada. La comparsa de descuento se acaba de ir y el último cliente, cupón en mano, ya fue despacho.
“Este año hay mucha menos gente, es que los descuentos no son tan buenos. Con las tarjetas tenés casi el mismo porcentaje y comprás tranquilo”, explicó mientras se acomodaba su camisa.
No todos los shoppings son iguales. A 20 cuadras, el Abasto Shopping es el que cada año se queda con el premio de mayor vendedor. Y se nota. A las doce de la noche, la esquina de Gallo y Corrientes era un atolladero y las escaleras mecánicas se volvieron un infierno más parecido al subte B en hora pico.
En este shopping, los consumidores desafiaron la gravedad de tantas bolsas que llevan. Y para colmo, en el local de comidas rápidas vendían gaseosas en oferta de 2 por 1.
El Abasto tiene sus propias comparsas, pero la esencia del movimiento y el megáfono son iguales: La comparsa anuncia el descuento; mientras uno grita el porcentaje otro reparte números durante cinco minutos que después servirán para poder alzarse con el descuento buscado.