Opinión. Tres miradas sobre cómo se debe promover el desarrollo urbano sin que sea una amenaza para la identidad de los porteños.

 

– Jaime Sorín, presidente de la Comisión Nacional de Museos, Monumentos y Lugares Históricos;  ex decano de la Facultad de Arquitectura de la UBA y miembro fundador del espacio de intelectuales Carta Abierta:

 

“Es cierto que la cultura cambia, pero la ciudad no puede tener cambios tan violentos. En América latina nos estamos acostumbrando a que esto pase, mientras que en Europa se mantiene mucho más el patrimonio.

 

Nadie dice que esté mal la tipología torre, pero todo depende de dónde se ubique. Si la pones en el medio de París, imagínate qué hubiera pasado. Pero intentos hubo miles. Lo mismo en Barcelona o en Brasil donde, pese al déficit habitacional, se protege mucho al patrimonio. Nosotros no tenemos esa cultura, al contrario.

 

El Metrobús de la 9 de Julio es un gran ejemplo de esto, con una destrucción total del ambiente y de la historia.  Eso va cambiando la fisonomia de la ciudad y te hace olvidar cómo era.

 

Muchas veces dicen que la defensa del patrimonio es a costa de impedir el progreso o vivir en el pasado. No es así: todo pasa por tener un equilibrio”.

 

Antes y después. Avenida General Las Heras 3483Antes y después. Avenida General Las Heras 3483

 

– Diana Martínez Barrios, diputada de la Ciudad de Buenos Aires por el PRO y presidenta de la Comisión Especial de Patrimonio Arquitectónico y Paisajístico:

 

“Es necesario encontrar un equilibrio entre ambas demandas, que a su vez incorporan diferentes puntos de vistas y derechos ciudadanos como ser el derecho a la identidad, pero a su vez el desarrollo de una ciudad en constante desarrollo y expansión y como encara la problemática de la vivienda.

 

La participación de los ciudadanos es fundamental en este proceso y la búsqueda de estos consensos, las herramientas de participación creo que son adecuadas, desde la presentación en los diversos organismos hasta la celebración de las audiencias públicas, donde puede quedar manifestado cada punto de vista”.

 

– Marcelo Magadán, arquitecto especializado en restauración de edificios históricos y en gestión de conservación de patrimonio cultural.

 

“Primero habría que ponerse de acuerdo en que entendemos por desarrollo urbano, hoy muy ligado a promover la construcción indiscriminada e ilimitada en cualquier parte, generalmente los sectores urbanos con mayor nivel de congestión, en el sentido amplio del término.

 

El desarrollo urbano debiera darse en el marco de procesos de planificación participativa que evalúen la totalidad de las variables en juego y –en caso como Buenos Aires- contemplen a la región metropolitana. Estamos en un momento de quiebre. No deberíamos seguir propiciando la este tipo de desarrollo urbano sin habernos detenido a debatir seria, profunda y participativamente la ciudad que queremos para dentro de 10 o 20 años, o dicho de otro modo, la ciudad que deseamos para nuestros hijos y nietos.

 

¿Cuál es la manera de promoverlo sin que esto sea una amenaza para el patrimonio? Regulando, mediando, gestionando. En los países más avanzados la conservación del patrimonio es un capítulo más de los planes urbanos de las ciudades. Pero es tenida en cuenta como una variable más de la planificación y del desarrollo, no como algo que atenta contra éste. Para alcanzar esto se necesita un cambio cultural profundo y que en la toma de decisiones sobre aspectos relacionados al patrimonio se involucren a expertos formados y con experiencia en la especialidad”.

 

Por Gisela Carpineta

 

 

 

 

images