El Observatorio de Innovación Social de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA reunió en una actividad virtual a representantes de organizaciones sociales para reflexionar sobre un tema crucial como la inclusión social a través del empleo

Los disertantes hicieron eje en la necesidad de generar transformaciones estructurales, que incluya el otorgamiento de un salario básico universal para las personas que se encuentran en situaciones de indigencia. Asimismo, hicieron foco en el acceso a la tierra, dado que el arraigo de los trabajadores es una herramienta fundamental para lograr que ese salario básico universal deje de ser orientado hacia sectores concentrados. Por último, hicieron hincapié en el acceso al crédito no bancario.

El economista y docente UBA Agustín D’Atellis hizo referencia al Plan de Desarrollo Humano Integral desarrollado por un conjunto de instituciones sociales que realiza un conjunto de propuestas orientadas a la creación de cuatro millones de empleos, la descentralización de la producción y la integración del territorio, a través de una eficaz red de transporte y el acceso al suelo.

Este último tema fue retomado por Lucas Tedesco, referente nacional de la Unión de Trabajadores de la Tierra, quien enfatizó la necesidad de asegurar el acceso a la tierra a pequeños productores como medida básica para la recuperación de la soberanía alimentaria y la seguridad nutricional.

Al plantear la necesidad de modificar la matriz productiva resaltó el rol de su movimiento que nuclea a más de 100 cooperativas que participan en un mercado mayorista que pudo construir sus propios canales de comercialización.

Juan Grabois del Movimiento de Trabajadores Excluídos resaltó el rol alcanzado por la economía popular organizada, integrada por un conjunto de movimientos populares, que ya reúne a un millón de integrantes.

Planteó como urgente el otorgamiento de un salario social complementario para acompañar al importante número de personas que se encuentran inactivas o desocupadas. Consideró a estos subsidios como una forma de brindar condiciones dignas a sus trabajadores.

Hizo, además, un llamado a profundizar la capacidad del estado para avanzar hacia transformaciones estructurales con objetivos humanos basados en brindar tierra, techo y trabajo, a través del desarrollo de planes plurianuales.

“No puede haber estabilidad macroeconómica si no hay estabilidad política y esto requiere estabilidad social”, dijo.

Alexander Roig, presidente del INAES, destacó el rol innovador de las organizaciones sociales ante la urgencia de resolver los problemas de pobreza e indigencia. Lejos de ser una amenaza social la presencia de estas organizaciones en las calles, es una condición absoluta para que la democracia persista dado que es una forma de reclamo organizada.

Consideró fundamental la organización del trabajo frente a la desorganización existente con un 50% de la población fuera de las relaciones asalariadas tradicionales. Asimismo, resaltó el rol de las cooperativas para contribuir a la reorganización del trabajo y generar modificaciones que generen nuevos derechos para sus integrantes. Entre ellos el acceso al crédito no bancario a través de fideicomisos orientados a proyectos productivos.

Roig remarcó la creación del Registro Nacional de Trabajadores de la Economía Popular (RENATEP) que ya incluye a 3 millones de personas.

Por último, resaltó la importancia de repoblar el campo a través de políticas de redistribución de tierras que generen trabajo y mejoren la calidad alimenticia de la población.