Una muestra magnífica reúne gran parte de sus obras. Musa del movimiento pop de los estimulantes años 60 y dueña de un estilo vanguardista inconfundible ¿Por qué hoy los artistas jóvenes prefieren pertenecer al “establishment” del arte? El arte como trampolín salvador para la sociedad actual. Sus mejores obras en fotos

 

Pocos artistas argentinos pueden dar cuenta de 50 años de trayectoria no sólo creativa sino estimulante y rupturista. Dalila Puzzovio puede. Una mujer y artista plástica de avanzada en sus ideas y propuesta artística.

 

Hay recurrencias, íconos en su obra – las plataformas, los osos, los collage de paisajes fragmentados entre la fotografía manual y el arte digital- que no sólo se convierten en referentes de su trabajo sino también de su sofisticada y a la vez preciso punto de vista sobre los objetos cotidianos. Y ella los transforma en “grandes objetos”.

 

Puzzovio fue una de las musas inspiradoras en el área artística del mítico Instituto Di Tella de Buenos Aires y protagonista atrevida del movimiento pop de los intensos años ´60.

 

En la muestra que tituló “Mitos Manufacturados” (Galería Rubbers de Buenos Aires) presenta un viaje fabuloso a través de una parte de sus cincuenta años de creación y vanguardia.

 

Vanguardia a la Argentina

 

Con sus definiciones actuales y precisas sobre la vanguardia en la Argentina, el concepto toma dimensión y permite ponerlo en perspectiva y pensarlo con mirada local.

 

“Hoy noto una gran avidez por la vanguardia, estoy segura que aún en el país no se digirió la que se produjo en los años 60. Hay un gran deseo de desencadenar vanguardia. En los años 60 nuestro deseo era salir del establishment, eso nos dio una gran libertad. Creo que en estos momentos el joven desea pertenecer al establishment y es un delicado equilibrio donde se pierde la libertad”, explica Puzzovio.

 

En esa misma vanguardia efervescente del grupo de artistas del Instituto Di Tella de los 60 entre happenings e instalaciones innovadoras también se destacaban artistas como Marta Minujín , Carlos Squirru, Jorge Romero Brest,quien fue director del Centro de artes visuales del Di Tella; Delia Cancela, Edgardo Giménez, Y los sucesivos directores del Di Tella  que impulsaron este movimiento como Enrique Oteiza, Romero Brest, Roberto Villanueva y Alberto Ginastera.

 

No siempre las vanguardias pasan por las artes, creo que también ha pasado por la arquitectura, inclusive la gastronomía la moda y la tecnología .Hay campos más amigables para crear vanguardia”, agrega Puzzovio.

 

Arte siempre

 

El arte acompañó a Dalila a lo largo de su vida y desde niña fue estimulada en el seno de una típica familia italiana.

 

“El arte en mi vida es y será incondicionalmente el aire que respiro, no conozco otro modo de permanecer en el planeta tierra.  Es el territorio más atractivo, que se extiende en expansiones que valen la pena transitar. El arte tiene tantos abecedarios como para desafiar y crear vanguardias, donde uno puede lograr narraciones, cuentos que individualmente contienen conocimientos secretos que son revelaciones para uno mismo”.

 

Puzzovio fue una mujer de avanzada, en sus ideas y en su propuesta artística. Hay un momento fundacional en la historia artística de Dalila y es el encuentro entre ella y Germaine Derbecq, crítica de arte y curadora de una de las galerías más importantes y desestructuradas de Buenos Aires en plenos ´60: la galería Lirolay. Derbecq apoyó a la muy joven y de cabellos negros Dalila, para concretar su primera muestra individual.

 

Dueña de estilo propio

 

Puzzovio pertenece al grupo de las que creen que el estilo se trae, no se adquiere.  “El estilo nace de adentro hacia afuera, aflora”. Se deja deslumbrar por el ritual de la moda, crear estilo, sin concesiones.

 

Puzzovio se metió en la moda con lenguaje artístico: eligió materiales y colores diferentes: el flúo, el vinilo, el vinilo transparente y formó parte de una tendencia generalizada que buscaba alternativas en el modo de vida y en las actitudes , en la cual la ropa y la imagen eran esenciales.

 

En Nueva York auspiciada por el Cotton Council creó diseños para Fabrics que compraron Oscar de la Renta y Calvin Klein. Junto con Charlie Squirru realizaron una serie de sedas italianas que se llamó “Salven al Planeta”. Diseñó vestuarios para cine y teatro y entre 1960 y 1985 su entusiasmo por la moda la llevó a desarrollar líneas pret a porter en tricot y tela.

 

Dice Puzzovio acerca de su estilo: “Creo que fue la genética, provengo de una familia italiana de diseñadores de jardines e industriales donde se rendía culto a la calidad en el vestir y a la estética. Y sobre todo a la conducta y disciplina en el hacer y estudiar. Cumplidas esas premisas me quedaba mucho tiempo para divagar, dibujar, y pintar que era lo que más me gustaba y en mi familia me auspiciaban. Hoy me inspira el ocultismo y los artistas”.

 

Historia de plataformas

 

Las plataformas es un objeto en su obra que merece más dedicación. En 1967 con la muestra “Dalila: doble plataforma”, Puzzovio no sólo obtuvo el segundo lugar del Premio internacional del Instituto Di Tella sino que irrumpió fuerte como una artista transgresora y de mirada sofisticada argentina.  Fueron 16 pares de zapatos expuestos en cubos de acrílico dentro de un gran exhibidor de acero e iluminado en su interior.

 

“Desde mi zapato de doble plataforma en cuero de colores flúo pretendía que las mujeres avizoráramos el siglo XXI. Lo propuse como un work in progress porque el jurado internacional tuvo que ver, primero la obra en el Di Tella, y luego recorrer las sucursales de la zapatería Grimoldi de la calle Florida o de la Av. Santa Fe para ver el zapato como objeto de consumo. La idea era obra de arte-consumo / consumo- obra de arte”, recuerda.

 

“Creo que el público está ávido de salvarse a través del arte, tenemos la sensación que allí está todo escrito y donde ninguna palabra es la última, ese misterio tiene un gran poder alegórico que nos reconcilia con la vida”, concluye Puzzovio.

 

Por: Daniela Blanco dablanco@infobae.com

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