En la práctica deportiva los ojos son una de las zonas con mayor riesgo de sufrir lesiones, aun así, tanto los deportistas amateurs como los profesionales, suelen desatender su visión, cuando deberían protegerla del mismo modo que cubren su cabeza y/o cuerpo al usar cascos, rodilleras, coderas y otros elementos. “De manera que, antes de iniciar la práctica deportiva, es necesario y recomendable visitar al médico oftalmólogo para que evalúe la actividad a realizar, advierta los riesgos asociados a ella, detecte anomalías y asesore sobre el uso de lentes de sol y de protección que puedan ayudar y proteger la visión”, explica el Dr. Pablo Daponte, presidente del Consejo Argentino de Oftalmología (CAO).
Los traumatismos oculares producidos durante la práctica deportiva están relacionados a lesiones contundentes (por golpe directo en el ojo), lesiones penetrantes (por rasguños y/o cortaduras) y lesiones por la sobreexposición a la radiación UV. A causa de esto, según el experto, el uso de lentes de sol en el deporte debería de ser una obligación, pero en la práctica todavía es un hábito poco desarrollado.
El primer tipo de lesión es el más frecuente, puede provocar desde simples moretones, inflamación y hemorragias internas, hasta cataratas, desprendimiento de retina, daño al nervio óptico o ruptura en el globo ocular con posible pérdida de la visión.
El segundo tipo, identificadas por rasguños y cortaduras, son poco frecuentes y pueden ser provocadas por una parte del cuerpo de otro participante (dedo, codo, rodilla) o por un elemento del material utilizado.
El tercer tipo, son las lesiones causadas por la exposición constante a los rayos UV. Un exceso de la exposición a esta luz incrementa el riesgo de quemaduras palpebrales e irritaciones intensas en la superficie de la córnea, temprana formación de cataratas y lesiones en la retina como la degeneración macular relativa a la edad. En este sentido, una zona ocular desprotegida está sujeta a la presencia de los rayos ultravioletas, sobre todo si el deporte es al aire libre, tanto en verano como en invierno.
Mientras que el sol está más bajo en el cielo durante los meses de invierno, los rayos ultravioletas son igual de intensos y, en algunos casos, conllevan el riesgo de una doble exposición, debido a que la luz del sol rebota en entornos helados y húmedos.
Entonces, al realizar actividades al aire libre, los usuarios se exponen a continuos cambios de luz, generando situaciones molestas en las que las condiciones lumínicas varían constantemente entre la claridad y la oscuridad, y viceversa. La tecnología fotosensible de las lentes inteligentes a la luz Transitions®, permite que sean estas las que se adapten a las condiciones lumínicas del ambiente, garantizando una visibilidad óptima en cada situación; características importantes para un buen desempeño de las actividades físicas.
En concreto, el oftalmólogo llama la atención sobre el hecho de que en la luz UV está presente los 365 días del año (ya sea en el campo, la montaña o en la playa), por lo tanto, es muy importante proteger la vista con anteojos que tengan el grado de filtración necesario, el no estar adecuadamente equipado para los deportes al aire libre no sólo puede afectar negativamente el rendimiento, sino también causar daños en la vista a largo plazo.
Hoy en día, los usuarios puede disfrutar de una vida sin complicaciones con lentes que se adaptan automáticamente a las diferentes condiciones de luz a las que se enfrente, y que le permitirán ver claramente todo a su alrededor, estar protegido contra los rayos UV y contra la luz azul nociva, y adicionalmente, personalizarlos según su estilo para usarlos en la montura que elija.