Por Emiliano Delio

Potestad, la ya clásica obra de Tato Pavlovsky, dirigida por Norman Briski, continúa en cartel en el Teatro Calibán de Monserrat (México 1428 PB 5), los domingos a las 18:00.

Con la extraordinaria actuación de Eduardo Misch, la historia comienza con la descripción intimista de una mesa familiar. Un hombre de 53 años, analiza puntillosamente la ubicación espacial de su esposa e hija y las posibilidades que le da su cuerpo para un desplazamiento repentino por si suena el teléfono o golpean la puerta de su casa.

El texto, es acompañado por una puesta en escena donde el golf es una metáfora de los pasos que se dan en la vida. Los primeros movimientos son aparentemente intrascendentes, donde se narra la vida conyugal luego de más de dos décadas y los cambios que se fuero dando tras la adopción de una hija, que tiene un trasfondo sinestro.

“Potestad”, se enmarca en una época obscura en la historia argentina, que ya había sido tomada por Pavlovsy en “Telarañas” 1977; “Sr. Galíndez” 1973; “El Sr. Laforgue” 1983. De manera sutil y hasta el desenlace, la tensión narrativa va en aumento hasta que finalmente la máxima crueldad de un médico, colaborador de la dictadura, es expuesta. El profesional rememora que dos jóvenes murieron tras torturas y encontró un bebé, entre la sangre derramada.

Norman Briski explica cómo encaró esta nueva representación: “Siendo el director de la primera versión de Potestad estrenada en la Sala del Teatro del Viejo Palermo, en mayo de 1985, con Eduardo Pavlovsky y Mandy Suárez, surgieron después otras puestas en escena que me halagaron”. Luego de pasar por otras salas en Buenos Aires, a los dos años la obra fue producida en Los Angles, Montevideo, Río de Janeiro y Madrid, entre otras ciudades. Y por el impacto en el extranjero, representó al teatro argentino en más de 50 Festivales Internacionales entre 1986 y 1997.

En este 2024 Briski afirma: “Hoy aparece otra versión posible de Potestad, que pasó inclusive al hacerlo con Maria Onetto en 2019, a quien también dirigí con el dogma del teatro Noh. En esta ocasión Eduardo Misch, compañero de siempre, me transmite su inquietud por hacer Potestad en términos creativos y que no sean reiterativos o repetidos. Entonces se me ocurre, que el personaje central sea un jugador de golf con su cadi, con el cual va reflexionando el texto mientras trata de cumplir con los requisitos del juego. En ese sentido es una aventura creer que trascendiera el tema principal que está basado en los sucesos de la dictadura. Conociendo la potencia que tiene como actor Eduardo Misch, hace que la proyección de esta propuesta esté garantizada.”

La obra no solo permite una reflexionar sobre un aspecto del terrorismo de Estado. Además por la caracterización del personaje, la trama se entrelaza con cuestiones de status social y poder, donde se explora la psicología de los cómplices de los victimarios, donde no solo la crueldad es expuesta.

Ficha

Texto: Tato Pavlovsky
Dirección: Norman Briski

Elenco: Eduardo Misch y Damián Bolado
Música original: Martín Pavlovsky
Diseño y Realización escenográfica: Guillermo Brethold
Diseño de Iluminación: Briski-Misch
Asistencia de dirección: Iván Domnanovich
Gráfica y diseño audiovisual: Antonio Fernández
Asistencia técnica: Melina Domínguez
Prensa y difusión: Adriana Schottlender
Los domingos a las 18:00 en el Teatro Calibán, México 1428 PB. “5”