La Librería de Mujeres, la única en Argentina y una de las 62 destinadas al género en todo el mundo, es un punto de encuentro de textos literarios, académicos y manifiestos feministas, pero sobre todo es un espacio receptivo que a lo largo de los años logró consolidarse como referencia y difusión de la lucha por la igualdad y la equidad.

 

En 1995 Piera Oria y Carola Caride, ambas militantes feministas, soñaron alto y después de varios proyectos vinculados a derechos humanos, desde el Taller Permanente de la Mujer, decidieron fundar una librería con textos escritos por y para mujeres y un centro de documentación sobre el género, (todavía funciona como biblioteca y aloja libros inhallables) al servicio del público.Desde aquel entonces, entre idas, venidas y amenazas de cierre por falta de presupuesto, el espacio fue creciendo, transformándose hasta convertirse en lo que es hoy: un punto de encuentro de mujeres, pero también de varones que con el tiempo van sumando su interés.

Arrancaron con un pequeño local en el Paseo la Plaza al que atendían ellas mismas día y noche, se mudaron unas ocho veces por el centro porteño, en el medio tuvieron que cerrar al público unos meses por problemas económicos y dieron sus primeros pasos con no más de dos estantes a los que cargaban de otras cosas porque los libros que había sobre la temática eran pocos.

Hoy la librería es bastante distinta: cada estante desborda de diversas propuestas que van desde revistas de género, libros sobre maternidad, aborto, psicoanálisis, prostitución y trata de personas, diversidad sexual, literatura para niños, manuales sobre sexualidad, salud, educación o feminismo hasta novelas románticas con autoras best seller como Florencia Bonelli.

Y ya no son sólo las mujeres las que se acercan, también los varones. “Al principio era muy raro verlos pero en el último tiempo se animaron, entran y preguntan”, cuenta en entrevista con Télam Caride, una “feminista”, como se define, que todos los días atiende al público en la librería que fundó hace 19 años, ubicada ahora en el histórico pasaje Rodolfo Rivarola del barrio porteño de San Nicolás.

“Hace muchos años que tenemos la librería y desde aquel tiempo a hoy, cambió todo. Cuando el tema de género se metió en los medios y dejó de ser tabú, las editoriales empezaron a publicar más estas cuestiones y la gente empezó a demandar, sin necesariamente ser especialistas”, evalúa Caride.

A Carola, luego de la muerte de su compañera Piera, la acompañan en la librería dos de sus nueve hijos. María Sol Pereyra Rozas está a punto de recibirse de veterinaria y está al tanto de todos los movimientos en el local de Rivarola 133. Sabe que el proyecto es de su mamá pero la mística de ese recóndito de mujeres la convoca siempre.

Como cuando iba a la secundaria y atendía a las lectoras o participaba de cada reunión de activistas feministas. Recuerda que cuando contaba que su mamá tenía una librería de mujeres, sus compañeros le preguntaban “`¿Venden libros de cocina?´. No, respondía yo, de estudios de género. `¿Y qué es eso?`. Era muy difícil de explicar, por suerte hoy es un tema súper instalado”.

También María Victoria Pereyra Rozas forma parte del día a día de la librería de su mamá y es responsable de la editorial que llevan adelante desde 2009 con títulos para niños y adultos. “Cuando se visibilizó la violencia sobre las mujeres, empezaron a salir los temas de género, la necesidad de explicarlo más de fondo y el interés creció un montón”, dice.

La editorial, cuenta Carola, “es un proyecto militante, que hubo que pensar mucho, esperar, invertir, fue muy a pulmón. Nos dividimos para hacer circular los libros”, pero ahora en literatura infantil hay 24 títulos que se meten con adopción, familia, diversidad y sexualidad, y en adultos se publicó una colección de feminismo y sociedad, entre otra decena de títulos.

Inclusive, además de las grandes librerías que empezaron a pedirles libros sobre la temática, exportan sus textos a México, Bolivia, Cuba, Uruguay y Chile.

“Todo lo que pasa es un no había y el no había viene pegado al hay demanda. Son temas instalados que necesitan ser contados y tratados en profundidad”, opina María Victoria.

Por ejemplo, señala la joven editora, “luchar contra la estructura de la literatura infantil que está instalada hace muchos años con la idea de que a los chicos no hay que darles de leer temas controversiales era difícil y la editorial dio ese primer paso. Empezamos con seis títulos de historias simples de mamás que tenían oficios vinculados históricamente a varones y eso fue una explosión, porque la pregunta de todos era `¿cómo se animaron?`”.

La librería además de difundir libros “por y para mujeres” y lo último en producción especializada en la temática de género -esto es lo más buscado, cuentan-, fue madurando su sueño original: el ser un espacio “abierto, igualitario, receptivo y diverso donde cada una tuviese un lugar”, destaca la fundadora.

“Hace 20 años no hubiese imaginado que el tema de las mujeres y la perspectiva de género llegaran a la relevancia actual y esto tiene que ver con las acciones realizadas durante tanto tiempo y aunque todavía el feminismo no tiene el reconocimiento merecido, hemos logrado muchos de nuestros objetivos iniciales”, concluye.

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