A más de un año de comenzar los operativos, 109 taxistas convocados ya realizaron 115 mil traslados de pacientes leves y médicos desde marzo del 2020 en la Ciudad. Por orden del Ministerio de Salud trasladan pacientes contagiados o sospechosos; además de personal de salud, e insumos
En el inicio de la pandemia, la Secretaría de Transporte y Obras Públicas del Gobierno de la Ciudad convocó a conductores de taxis para que se sumen a las tareas en el marco de la lucha contra el coronavirus formando parte del operativo de traslado de pacientes leves y personal médico. Desde entonces, ya realizaron más de 115 mil viajes.
El operativo funciona desde abril del 2020, las 24 horas, todos los días de la semana. Los y las taxistas se encuentran al servicio del Ministerio de la Salud para trasladar a personas que fueron testeadas, resultaron positivas, y necesitan cumplir con el aislamiento obligatorio. Los y las conductoras trabajan en diferentes turnos y están distribuidos por los distintos barrios de la Ciudad. Cuando se les asigna un viaje, les indican el origen y el destino del mismo, así como la información sobre el o la paciente que van a trasladar.
Luego de cada viaje, deben pasar por un lavadero en donde se realiza la desinfección del vehículo.
Los viajes suelen ser desde las UFUs de los Hospitales hacia los Hoteles que dispone el GCBA para aquellos que luego de dar positivo necesitan cumplir aislamiento. Pero además, trasladan pacientes que resultaron positivos desde los Centros de testeos en las comunas, desde el operativo Detectar, o desde Aeroparque o Ezeiza, donde se testean quienes regresan a la Ciudad.
En articulación con el Ministerio de Salud, en los últimos meses los taxistas comenzaron a colaborar con el operativo de vacunación de la Ciudad. Realizan, por ejemplo, traslados del personal médico abocado a la vacunación a domicilio para aquellas personas que no pueden movilizarse hacia los centros; así como el traslado de insumos que necesitan ser reubicados en los distintos centros de vacunación, o el remanente que al finalizar las jornadas debe volver a los depósitos.
Los taxistas se encuentran al servicio de este operativo y trasladan diariamente a enfermeros, enfermeras y personal de salud que necesita trasladarse por las diferentes postas de vacunación.
La historia de Juan, el taxista chaqueño
Cuando desde niño en su Chaco natal Juan Lagraña jugaba en los campos con vacas y caballos, jamás imaginó que los caminos de la vida lo llevarían a conocer y vivir en la Ciudad de Buenos Aires. Y mucho menos que fuera uno de los 190 taxistas que en plena pandemia desempeñe un rol solidario, trasladando pacientes contagiados o sospechosos de Covid-19, personal de salud, e insumos.
Su historia tiene innumerables capítulos, y es una muestra más de superación y templanza para superar la adversidad. Hoy tiene 43 años, está separado y tiene una hija de 11 años -Sofía- que se siente “orgullosa” del trabajo que realiza.
“Estoy orgulloso de ser un servidor público y de pertenecer a este operativo” (Juan Lagraña, taxista)
Juan nació en Machagai, una ciudad que hoy tiene alrededor de 30 mil habitantes y está ubicada a poco más de 40 kilómetros de Presidente Roque Sáenz, a casi 130 de la capital provincial, Resistencia, y a 870 de Buenos Aires. Sus padres lo dejaron a los 4 años al cuidado de un familiar en el campo, pero en realidad quien lo crió fue Justina Barrios, a quien le estará eternamente agradecido: lo cobijó y lo cuidó como un hijo propio, lo alimentó y lo mandó a la escuela, donde se encariñó mucho de su maestra de 7° grado, Roxana Colaneri.
Años después, tras el fallecimiento de su mamá del corazón, fue justamente Roxana (Directora de la Escuela N° 468) quien junto a su pareja Don Alfredo Segura cuidaron de él. Juan ni siquiera tenía el DNI, ya que su familia lo había perdido en una tremenda inundación en 1983. Su maestra fue entonces quien hizo todos los trámites para que recupere su identidad y vuelva a tener los papeles en orden y quien continuó con su crianza.
Su vida transcurría en el campo, donde las tareas pasaban por el cuidando de caballos y vacas. Arriaba al ganado, aprendió a curar animales y “amansaba” los caballos: es el trabajo previo que se realiza antes de montarlos, tratándolos suavemente, hablándoles, poniéndole sogas, dándole agua, generando confianza para que no lo lastime. Sin embargo una fuerte caída le produjo una complicada lesión en la columna y allí apareció Buenos Aires por primera vez en su vida, cuando ni siquiera había conocido Resistencia.
Tras múltiples consultas, por una nieta de Justina que vivía en la Ciudad, Juan se fue de Machagai hace 22 años y hace 14 que está instalado en la Ciudad de Buenos Aires, donde se operó exitosamente en un Hospital porteño hace muchos años. Su antigua lesión no le dejó secuelas y su vida fue transcurriendo normalmente. “Me hice responsable de la intervención porque muchos me decían que podía quedar inválido, pero soy de ir para adelante y no dramatizar, es mi filosofía de vida. Por suerte todo salió bien”, rememoró.
Tras dedicarse más de 10 años a la gastronomía, la vida laboral lo encuentra manejando un taxi desde hace 14 años. Y desde marzo del 2020 cumple un rol solidario en el marco de la pandemia trasladando pacientes relacionados con el Covid-19. Es uno de los 190 taxistas que se encuentran desarrollando esta tarea y que ya realizaron más de 115 mil viajes.
“Cumplimos una tarea importante para la sociedad. No todo el mundo quería hacer este trabajo al comienzo por miedo a contagiarse”, destacó.
Juan trabaja de 14 a 02 horas y realiza su recorrido desde su hogar en Villa Urquiza hasta los hospitales Velez Sarsfield, Santojanni, Zubizarreta, Piñero y Alvarez. El destino son los Hoteles que dispuso la Ciudad para aislar a los pacientes.
“Está muy bastardeado el empleado público, por eso al principio me hacía ruido hacer esta tarea. Hoy estoy orgulloso de ser un servidor público y de pertenecer a este operativo, le doy mucho valor, me reconforta”, destacó con mucho orgullo. “Cumplimos una tarea importante para la sociedad. No todo el mundo quería hacer este trabajo al comienzo por miedo a contagiarse. Yo estoy compenetrado con la situación actual y estoy feliz de poder colaborar. Está muy bueno que exista este servicio”, afirmó.
Al sumarse al operativo los y las conductoras de taxi, que debían ser menores de 50 años y no contar con enfermedades pre-existentes, recibieron una capacitación sobre los protocolos para estos traslados y el funcionamiento general del operativo. Para la seguridad de los conductores, sus vehículos fueron adaptados en una tapicería en donde se realizó el “aislamiento” separando la parte de atrás de la de adelante.
“Miedo no tuve nunca, sabía que hay un riesgo, pero consulté apenas comenzó la pandemia a una infectóloga de la Fundación Huésped que conocía y me dijo que tenga todos los cuidados y que con eso era suficiente”, recordó.
Juan realiza varios viajes por día y se cruza permanentemente con historias de vida que lo conmueven. “Me impactó mucho al principio que la gente iba llorando en el taxi. Algunas no te hablaban y otras te contaban toda su historia con mucha angustia, porque no se sabía tanto de la pandemia, tenían dudas porque no sabían cómo funcionaban los hoteles a los que los llevábamos, después supieron que todo funcionaba correctamente”, rememoró.
“Me impactó mucho al principio que la gente iba llorando en el taxi”, expresó.
En muchas de esas charlas con los pacientes que trasladaba “había gente que me decía me voy a morir solo o sola y yo los tranquilizaba, era una especie de “psicólogo”, trataba de sacarles el temor, el miedo a lo desconocido”. “Cuando la gente subía venía con mucha angustia y en el viaje se iban calmando”, señaló.
A Juan lo conocen en todos los Hospitales por su nobleza y amabilidad. Cuenta que cumple a rajatabla todos los protocolos: “Todo lo hago arriba del auto, no tomamos contacto con los pacientes, tomamos todos los recaudos”. Sin embargo, a pesar que dice estar “adaptándose” a la Ciudad en que la que vive, en muchas ocasiones siente que sus pasajeros lo miran y “saben que no soy de acá, a veces te discriminan, te marcan la diferencia”.
“Todo lo hago arriba del auto, no tomamos contacto con los pacientes, tomamos todos los recaudos”, afirmó.
El taxista recordó que “nosotros el 2020 lo arrancamos muy bien en enero, hasta que apareció el Covid-19. Había un proyecto en la Ciudad para hacer traslados del insumo y llamé al 147”. Así consiguió el trabajo, que funciona con “un operador que designa el viaje al Hospital donde tenés que ir a buscar el paciente y el Hotel al que hay que trasladarlo. Designado el viaje te venís al Hospital, cargás el paciente. No lo podés tocar, no lo podés ayudar a subir los bolsos. Vos vas avisando cada tramo: si llegaste al Hospital avisas al operador. De ahí lo llevás al Hotel y el paciente baja. No tocás nada. Salís del Hotel, avisás al operador y te dan el permiso para entrar a desinfección. Y ahí cuando estas desinfectado avisás que estás libre y te designan otro viaje”.
Por su parte Gabriela Bibas, Coordinadoora General de la flota de taxis de la Secretaría de Transporte y Obras Públicas del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, informó que “desde marzo del año pasado cuando nos informaron sobre esta nueva pandemia y que teníamos que actuar al respecto, lo primero que hicimos fue una gran convocatoria. Los fuimos capacitando en grupos de diez, contándoles sobre esta nueva normalidad, sobre el trabajo y lo que teníamos que hacer”.
Bibas explicó que “se hacen los traslados no solo de UFUS. Comenzamos con todo lo que tiene que ver con los traslados de vacunas Covid y también personal de Salud. Lo que hacen los conductores de taxis es trasladar enfermeros y las cajas con las vacunas a distintos geriátricos de la Ciudad y también a domicilio. Personas que están anotadas y quizás no se pueden trasladar nosotros le llevamos la vacuna a su casa junto con el personal de salud”.