El orden mundial establecido luego de la caída de la Unión Soviética en 1991, hoy se ha puesto en entredicho A la disminución del comercio internacional con la suba de aranceles por parte de las grandes potencias, la inflación, emisión de monedas fiduciarias y ruptura en la cadena de suministros por la pandemia del COVID, ha seguido una escalada bélica. A continuación, el punto de vista Jaushieh Joseph Wu, Ministro de Relaciones Exteriores de la República de China (Taiwán)

Trabajando unidos por el bien común global

 

La comunidad internacional enfrenta una serie de crisis sin precedentes: desde el constante desafío de las variantes de la COVID-19 y los esfuerzos sobre el cambio climático, hasta las interrupciones en la cadena de suministro global y la invasión no provocada de Rusia a Ucrania. Ahora más que nunca, la creciente intimidación retórica y militar de China pone en peligro la paz y la estabilidad regionales. Todo esto tendrá un impacto en la seguridad y el bienestar del mundo. Mientras los miembros de la ONU se reúnen nuevamente en Nueva York este año, vale la pena recordar a estos líderes que todas las personas, incluido el pueblo de Taiwán, tienen derecho a que sus voces sean escuchadas y a ser parte del esfuerzo colaborativo para abordar estos desafíos por el bien común global.

Siendo el faro de la democracia en Asia y fuerza para el bien en el mundo, Taiwán es un socio valioso que puede ayudar a superar estos desafíos globales. Desde el estallido de la pandemia de la COVID-19, Taiwán brindó apoyo humanitario en todo el mundo, que incluye a los barbijos y suministros médicos muy demandados, así como desarrolló y compartió su vacuna local. Taiwán también envió más de 550 toneladas de suministros de auxilio al pueblo ucraniano tras la invasión rusa, además de realizar donaciones de más de 40 millones de dólares estadounidenses para los refugiados de ese país.

Asimismo, Taiwán se compromete a combatir el cambio climático con un plan de emisiones netas de carbono cero para 2050 y a implementar políticas para ayudar a alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU. Como la 22ª economía más grande del mundo en términos de PIB y el mayor productor de semiconductores, Taiwán desempeña un papel clave en las cadenas de suministro mundiales. A su vez, como defensor de la democracia, Taiwán trabaja para salvaguardar el statu quo y apoyar el orden internacional basado en el derecho. Mientras China utiliza la coerción para exportar su autoritarismo al extranjero, Taiwán deja que su sociedad libre y abierta sirva como ejemplo.

Lamentablemente, Taiwán no puede participar en el foro de cooperación global más grande e importante del mundo debido a la represión implacable de la República Popular de China (RPC). Al combinar deliberadamente su principio de “Una Sola China” con la Resolución 2758 de la Asamblea General de Naciones Unidas – la resolución que determinó hace unos 50 años quién representa a “China” en dicha organización – Pekín confunde al mundo al difundir la falacia que Taiwán es parte de la República Popular de China. Contrariamente a estas reclamaciones falsas, la resolución no adopta una posición sobre Taiwán ni incluye la palabra “Taiwán”. El statu quo a largo plazo es que la República de China (Taiwán) y la República Popular de China son jurisdicciones separadas, y que ninguna está subordinada a la otra. Por lo tanto, el pueblo de Taiwán solo puede estar representado en la comunidad internacional por su gobierno elegido libre y democráticamente.

La interpretación errónea de la Resolución 2758 de la Asamblea General de Naciones Unidas ha privado durante mucho tiempo a Taiwán del derecho a participar en las Naciones Unidas y en sus agencias especializadas, y también ha negado a la comunidad internacional la oportunidad de beneficiarse de las contribuciones de Taiwán. Peor aún, los esfuerzos de la República Popular de China por reescribir el estatus de Taiwán en la ONU socavan aún más la paz y la estabilidad mundiales. Las recientes y peligrosas maniobras militares de Pekín en torno a Taiwán son un buen ejemplo de ello.

La Carta de la ONU establece claramente que los propósitos y principios de dicha organización son mantener la paz y la estabilidad internacionales, y que las disputas internacionales deben resolverse por medios pacíficos. Sin embargo, Pekín continúa realizando ejercicios militares en los alrededores de Taiwán, socavando el statu quo en el Estrecho de Taiwán, aumentando las tensiones, afectando el comercio y el transporte internacionales y poniendo en riesgo la paz y la seguridad regionales. Estas acciones irresponsables deben ser condenadas y detenidas. Dadas las circunstancias actuales, es fundamental que la ONU y sus Estados Miembros dejen de permitir que dicho miembro, irónicamente miembro permanente del Consejo de Seguridad, dicte las posiciones de la Organización para que se ajusten a su propia agenda política. Consentir los reclamos ilegales de China sobre Taiwán solo desestabilizará a la región, lo cual es contrario a los propósitos las Naciones Unidas.

Taiwán defenderá firmemente su soberanía y seguridad. Como miembro responsable de la comunidad internacional, Taiwán seguirá ejerciendo la moderación en respuesta a las provocaciones de China y trabajará junto con Estados de ideas afines para defender la paz y la estabilidad en la región. Tal y como le hemos mostrado al mundo a lo largo de los años, continuaremos cumpliendo nuestras responsabilidades internacionales, comprometiéndonos activamente y contribuyendo a la comunidad internacional.

El tema de la 77ª sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas, Un momento decisivo: soluciones transformadoras para desafíos interrelacionados, nos recuerda deliberadamente los graves desafíos que enfrenta la comunidad internacional: la pandemia de la COVID-19, la escasez de alimentos y energía, la interrupción de las cadenas de suministro globales, el cambio climático… y la lista continúa. Estamos plenamente de acuerdo cuando la ONU habla de “soluciones conjuntas” y de “solidaridad” para hacer frente a las “crisis interconectadas”. Taiwán está dispuesto y es capaz de ser parte de tales soluciones conjuntas y, con toda seguridad, los 23,5 millones de taiwaneses resilientes deberían estar incluidos en dichos esfuerzos globales tan importantes.

Agradecemos a los países del mundo que comienzan a darse cuenta de lo que Taiwán puede ofrecer; incluso muchos de ellos apoyan la sólida participación de Taiwán en el sistema de la ONU. Entre ellos, el Parlamento Europeo aprobó una resolución el 6 de julio de 2022 expresando su apoyo a la participación significativa de Taiwán en las organizaciones internacionales. Los países del G7 también han expresado un apoyo similar. En particular, en octubre de 2021 el Secretario de Estado de los EE. UU., Antony Blinken, alentó públicamente a todos los Estados Miembros de la ONU a unirse a los EE. UU. para apoyar la participación significativa de Taiwán en el sistema de la ONU.

Nuestros obstáculos compartidos requieren que todos pongamos manos a la obra. Estas graves crisis interconectadas solo podrán resolverse si el mundo entero coopera. Taiwán ha demostrado ser un socio confiable e indispensable, y el pueblo de Taiwán está dispuesto a contribuir. ¡Trabajemos conjuntamente todos unidos por el bien común global!