La noche del 29 de diciembre de 2001, Adrián Matassa (de 23 años), Maximiliano Tasca y Cristian Gómez (ambos de 25), junto a otro amigo, Enrique Díaz, se encontraban en una estación de servicio de Bahía Blanca y avenida Gaona festejando que Maxi se había recibido de Licenciado en Relaciones Internacionales. Sin embargo por un comentario sobre una manifestación en Plaza de Mayo, un custodio, ex policía retirado, los asesinó.
Para recordarlos, en el lugar se descubrió hoy una señalización con sus rostros, que forma parte de la campaña Argentina Unida contra la Violencia Institucional, de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, para crear conciencia y evitar la repetición de este tipo de hechos. Acompañaron a las madres y familiares de Maxi, Cristian y Adrián, integrantes de la Asamblea de Floresta, Comuna de la Memoria, socios, socias e hinchas del Club All Boys, organizaciones de la Comuna 10, vecinos, el secretario Horacio Pietragalla Corti, la diputada nacional Paula Penacca y el legislador porteño Claudio Morresi
Hace 20 años, el televisor de la estación de servicio transmitía los incidentes que habían sucedido en la Plaza de Mayo, en un momento de gran inestabilidad política en el país, presidido por Adolfo Rodríguez Saá. Las imágenes mostraban el enfrentamiento entre manifestantes y la policía cuando Maxi hizo un comentario que hizo reaccionar a Juan de Dios Velaztiqui, suboficial auxiliar de la Policía Federal que prestaba servicio de seguridad en la estación de servicio. Velaztiqui se levantó y con su arma reglamentaria les disparó a los jóvenes.
Las balas alcanzaron a Cristian, Maxi y Adrián. Enrique Díaz, huyó y salvó su vida. Velaztiqui intentó fraguar la escena, simulando un intento de robo, pero el playero y la cajera lo desmintieron. El policía quedó detenido en la misma comisaría para la que prestaba servicio.
Esa noche, todo Floresta repudió el asesinato de sus jóvenes. Las movilizaciones exigiendo justicia se multiplicaron y se sostuvieron en el tiempo. La lucha de las familias, de los vecinos y vecinas del barrio, de la Asamblea de Floresta fue incesante.
Producto de esa lucha, Velaztiqui fue condenado a perpetua en el 2003. Por primera vez, un policía de la Federal recibió una pena perpetua por un caso de gatillo fácil. Tenía 62 años cuando cometió los asesinatos, por lo que diez años después del fallo recibió el beneficio de prisión domiciliaria. Velaztiqui murió el 24 de julio del año pasado.