El gobierno nacional reflotó ayer la idea de mudar el ya desmantelado monumento a Colón a la costanera norte, más exactamente a la península situada frente al Aeroparque en la que hoy existe un paseo público con espacios verdes y en los 90 había funcionado la discoteca Ski Ranch. De cualquier manera, se trata de un destino todavía no confirmado, que por ahora integra la extensa nómina de posibles lugares analizados hasta el momento para trasladar el grupo escultórico.
Otro dato importante conocido en la víspera es que, antes de efectivizar el cambio de localización, sería modificada toda la normativa que establecía a la plaza Colón, detrás de la Casa Rosada, como el sitio de emplazamiento de la estatua.
Ayer, luego de que fuera abierto el cofre de plomo que estaba enterrado en la base de mármol del conjunto escultórico (ver aparte), el secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli, llevó a una pequeña comitiva a sobrevolar en helicóptero la zona ribereña en la que podría terminar instalado el monumento si la Justicia destraba la mudanza, hoy prohibida por un fallo de cámara.
De esa comitiva formaban parte el subsecretario de Derechos Humanos y Pluralismo Cultural de la ciudad, Claudio Avruj; el presidente de la Confederación General de Federaciones Italianas en la Argentina (Feditalia), Luigi Pallaro; el presidente de la Federación de Asociaciones Italianas de Buenos Aires (Fediba), Darío Signorini, y el abogado del Círculo Italiano (una de las entidades impulsoras del amparo contra el traslado del grupo escultórico), Horacio Savoia. La realización de ese vuelo fue confirmada a LA NACION por tres de los participantes.
Posteriormente, el subsecretario Avruj confirmó que el traslado a la península situada frente a la entrada principal del aeroparque metropolitano fue una hipótesis en estudio previamente y que, ayer, se retomó la posibilidad.
Según confió el funcionario, los gobiernos nacional y porteño ya cuentan con un informe de la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC) que sostiene que el emplazamiento del monumento en ese sector no afectaría ni obstaculizaría la seguridad de las operaciones aéreas en la terminal.
No obstante, resta desarrollar un estudio de suelo para determinar si esas tierras ganadas al Río de la Plata pueden soportar el peso de las 623 toneladas del grupo escultórico.
En esa península funcionó durante los años 90 la discoteca Ski Ranch, de los empresarios Omar y Liz Fassi Lavalle, clausurada durante la gestión de Fernando de la Rúa como jefe de gobierno porteño, bajo acusaciones de evasión impositiva. En su lugar se inauguró un paseo público.
Pero no todo está dicho. Según varios actores del conflicto, las otras alternativas evaluadas no están descartadas. Una de ellas, que despertó gran rechazo, es la isleta existente en la confluencia de las avenidas Paseo Colón, Almirante Brown y Martín García, frente al parque Lezama.
Signorini sostuvo que ese sitio no guarda ninguna relación con la historia y la impronta de Colón, por lo que la colectividad italiana no concuerda con esa elección.
Por su parte, Savoia recordó que, por una ley sancionada en 2012, esa plazoleta deberá destinarse al altorrelieve La Boca al General San Martín, del escultor Roberto Capurro, hoy emplazada en el paseo Caminito, de La Boca. Por eso criticó “la desprolijidad y la ligereza” con que los funcionarios abordan el tratamiento del monumento a Colón. Y reiteró su oposición, y la de sus representados, al traslado.
Paralelamente, la asociación Basta de Demoler (también amparista) realizó un estudio que concluye que el grupo escultórico no cabe en la isleta y que, por el tránsito vehicular caótico de la zona, carece de un entorno apropiado para su percepción.
Asimismo, organizaciones que agrupan a los vecinos de La Boca, Barracas y San Telmo cuestionaron que no se consulte ni se dé participación a los representantes barriales en relación con la posible intervención en ese sector.
En tanto, el gobierno porteño descartó el pedido de parte de la comunidad italiana de mudar la estatua a la plaza Rubén Darío, junto al Museo de Bellas Artes, en Recoleta, porque, por debajo hay cañería que impediría los trabajos correspondientes
Y Signorini adelantó la existencia de otra propuesta de algunas entidades italianas para instalar el monumento cerca del Planetario, en el parque Tres de Febrero.
Un cofre con diarios y viejas monedas
Ayer, en la plaza Colón, detrás de la Casa Rosada, autoridades y representantes de la colectividad italiana abrieron el cofre de plomo que había sido cobijado dentro del desmantelado monumento al marino genovés, con tesoros de la época en su interior, como recuerdo para las generaciones posteriores.
Como se recordará, la estatua fue donada por la colectividad italiana a la ciudad de Buenos Aires, aceptada por una ley nacional en 1907 e inaugurada en 1921.
Ejemplares de los diarios LA NACION, La Prensa y Corriere de la Sera casi centenarios; monedas y billetes italianos y argentinos de la época, planos del monumento dentro de recipientes de vidrio, un libro de la región de Génova, otro libro sobre el grupo escultórico y dos films almacenados en cajas de lata integran la nómina de elementos recuperados. El estado de conservación, según los presentes, era impecable.
Más adelante, el cofre y su contenido podrían integrar un museo ad hoc por instalarse al pie del monumento en su futuro emplazamiento, junto con otra cápsula del tiempo, pero del siglo XXI. O bien ser parte de la colección del Museo del Bicentenario.
Por Angeles Castro | LA NACION