Priscilla, la reina del desierto arrasó en casi todas las categorías. Fue la noche de Pepe Cibrián Campoy y de Priscilla, la reina del desierto. Los Premios Hugo, que distinguen la labor destacada del musical, celebraron sus cinco años de vida en la Usina del Arte, con una ceremonia que recorrió con números en vivo las mejores producciones del género. La velada -que será televisada por TN el sábado, a las 22- no se trata sólo de una entrega de premios, sino de un espectáculo con cuadros donde se reúnen las mejores interpretaciones del circuito comercial e independiente de la temporada que comprende desde agosto de 2013 a julio de 2014.

 

Sinónimo del musical argentino, la máxima distinción, el Hugo de Oro, fue para Cibrián Campoy, quien también obtuvo el galardón al mejor actor protagónico. “Tantos de ustedes han empezado aquí conmigo. Me siento como un chico. Nunca pensé que alguna vez iba a ganar este premio como actor”, comenzó su discurso de agradecimiento. En sus palabras les pidió a los jóvenes actores que sepan cuáles son sus raíces, que conozcan a los actores de otras generaciones. “Perdón por mi vehemencia, pero si no, no sería Pepe”, se despidió.

 

Karina K recibió su merecido reconocimiento a la mejor actriz por su impecable interpretación como Judy Garland en Al final del arco iris.

 

Otra dama con glamour, el musical Priscilla, la reina del desierto, arrasó con las estatuillas, imponiéndose en 12 ternas: mejor musical, dirección (Valeria Ambrosio), como director musical (Gaby Goldman), actuación de reparto femenina (premio compartido entre Sabrina Artaza y Florencia Benítez), intérprete, tanto femenino como masculino, en ensamble (para Jimena González y para Esteban Provenzano, respectivamente), producción integral (Gabriel García y Daniel Vercelli) y revelación masculina (Luis Podestá). Ya se habían conocido antes, en la ceremonia de entrega de diplomas, otros premios que mereció esta producción: diseño de vestuario original (René Diviú), diseño de sonido original (Osvaldo Mahler) y adaptación y/o traducción de libro y letras (Marcelo Kotliar).

 

Martín Bossi también tuvo un lugar protagónico, con el premio al mejor music hall, por Big Bang Show, también merecedor del diseño de luces (Pablo Vaiana) y al mejor intérprete de este subgénero, estatuilla compartida con Diego Reinhold, por su trabajo en Bulebú.

 

Otro gran ganador de la velada fue La fiera, que mereció el premio al mejor unipersonal musical (para la labor de Iride Mockert), así como la estatuilla al director y al libro (ambos para Diego Tenconi Blanco). “Nos elegimos mutuamente”, dijo el realizador del vínculo con la actriz, que nació con las ganas de trabajar juntos, entre ideas y jugos de maracuyá.

 

Entre las sorpresas, El club del hit, el elenco con mayor hinchada de la platea, se llevó el Hugo a la mejor coreografía (Alejandro Ibarra). Hace dos semanas se había alzado también con la estatuilla a los arreglos musicales (Matías Ibarra). Hay que destacar a Swingers, que se llevó su estatuilla a la dirección musical (Tomás Mayer Wolf) y a la intérprete femenina en music hall (Natalie Pérez). El premio a las letras de un musical argentino fue para Desde mis ojos… una zambita cruel (Hernán López Sosa) y la mejor música original fue para Y un día… Nico se fue, con las partituras de Ale Sergi. A su vez, Leandro Gazzia se llevó el Hugo a la mejor actuación de reparto (Mireya).

 

En el circuito off, el premio al mejor musical fue compartido entre Mundo redondo, de Roberto Peloni, y Pegados, una historia de amor, dirigida por Valeria Ambrosio, que también obtuvo el galardón a la mejor intérprete femenina (Vanesa Butera). Esa categoría fue compartida con Sol Ajuria (Amor sin barreras, lo conocí en el Roca). Otra actriz que fue reconocida por su trabajo en el off fue Martina Zapico, como intérprete revelación (Juegos de fábrica). El premio al mejor actor del circuito fue para Claudio Pazos (Amor sin barreras…). Otro ganador fue Alberto Negrín, por su escenografía en Pasos de amor, por esa imponente producción de Fernando Marín donde irrumpía una locomotora en escena.

 

En el universo del musical infantil y/o juvenil el mejor espectáculo fue Locas canciones, merecedor del Hugo al mejor director musical (Héctor Presa), a su música (Carlos Gianni) y a su coreografía (Mecha Fernández). Otros premios que reconocen las producciones para toda la familia fueron para Pegamundos, que se alzó con el mejor libro o letras (Marina Baigorria, María José Colonna, Paula Sánchez y Valeria Zlachevsky). La mejor intérprete femenina fue Geraldine Farhat (Sueño de una noche de verano) y el mejor intérprete Jorge Maselli (Mucho con poco). Los Hugo, además, entregaron premios a la trayectoria a Ana María Cores, María Concepción César (“estoy llena de dolores, pero cuando subo a un escenario se me pasa todo”) y a Les Luthiers (representados por Daniel Rabinovich y Marcos Mundstock), un galardón presentado por el ministro Hernán Lombardi.

 

 

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Un premio que crece

 

Un imponente cuadro de obertura dio inicio a la ceremonia, donde intérpretes destacados de también destacados musicales que fueron nominados durante estos cinco años de Premios Hugo entonaron fragmentos de canciones, caracterizados como sus personajes. Así se pudo ver a Karina K, como Mrs. Lovett (Sweeney Todd), a Melania Lenoir, como su viejita de Forever Young, a Mariano Chiesa y Natalia Volonnino con sus marionetas de Avenida Q; a Magalí Sánchez Alleno, como Bella; a Federico Salles y Florencia Otero, en sus personajes de Despertar de primavera; Fernando Samartín, como Sandro; Candela Cibrián, como Mina Murray; Roberto Peloni, como La Parka; y así muchos más como Omar Calicchio, Germán Tripel, Marcos “Bicho” Gómez, Eliseo Barrionuevo, Claudio Pazos, Lionel Arostegui, Meme Mateo, Julián Pucheta, Emma Longhi, Julián Sierra y muchos más, con coreografía de Verónica Pecollo y música de Martín Bianchedi y Gerardo Gardelín. Luego vendría otro número imponente, donde los mejores musicales de las últimas entregas presentaron un fragmento. Así, Diego Mariani, Calicchio y Peloni comenzaron con un tema de El cabaret?, seguido por Julia Calvo, de Manzi, la vida en orsai; Chiesa, Volonnino y Federico Salles, por Avenida Q y, finalmente, Elena Roger, por Piaf, quien volvió a deslumbrar con su interpretación de “Non, je ne regrette rien”. La producción de Casi normales no autorizó que participase de este cuadro un fragmento de la obra, pero el musical fue mencionado en los aplausos y en el piano de Gaby Goldman.

 

El premio creado por Ricky Pashkus y Pablo Gorlero al musical, cuyo nombre es un homenaje a Hugo Midón, crece cada año y cuenta, además, con el aporte visual y estético de Ana Sans. Otra vez la conducción recayó en Laura Oliva, hábil para crear situaciones con humor y resolver el vértigo del vivo. La sala grande de la Usina del Arte estaba repleta de bote a bote y hasta la 1 de la mañana hubo emoción y camaradería.

 

Apostillas glamorosas

 

Gran gesto de humildad y compañerismo fue el de Florencia Benítez, prima donna de Priscilla, quien se encontraba a pocos metros del escenario cuando se anunció que era la ganadora de un Hugo, premio compartido con Sabrina Artaza. Florencia esperó a su compañera de elenco para subir juntas al escenario. Artaza dedicó entre sus agradecimientos a la comunidad asiática, ya que su personaje es una filipina.

 

Facundo Arana quiso estar presente en esta fiesta de los Hugo (ya había hecho una participación hace dos años con su saxo en Primeras damas del musical, también de la dupla Pashkus-Gorlero) y, de elegante traje, entregó un premio.

 

Una dupla desopilante de presentadores fue la de Alberto Favero, muy ocurrente, quien incluso dio un giro al texto que tenía que pronunciar, y Jey Mammon, quien dijo no estar a la altura del maestro. Y otra dupla aplaudidísima fue la de Laura Esquivel y Gastón Soffritti, la pareja del exitazo de Patito feo, que se reunió luego de siete años, para entregar un premio.

 

La elegancia de los presentes, nominados o miembros de los elencos nominados, fue la nota distintiva de esta ceremonia. Desde el saco de Alejandro Paker, el look tan elogiado de Roberto Peloni, o los vestidos de Natalie Pérez y de Marta Mediavilla, entre otros ejemplos, sumaron glamour a la fiesta.

 

Por Laura Ventura  | LA NACION

 

 

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