Uno de los sectores productivos con los que más interactúa el INTI en las provincias patagónicas es el de bebidas alcohólicas fermentadas: se trata de aquellas que se obtienen a partir de la fermentación de los azúcares contenidos en frutas como la manzana y la uva, cereales como el trigo y la cebada, y otras materias primas, como la miel. Los ejemplos más claros son el vino, la sidra y la cerveza.

La fermentación se produce por la acción de levaduras que transforman azúcares en dióxido de carbono —gas— y alcohol. Existen levaduras que son específicas para cada una de las bebidas aunque a veces para sidra se utiliza la misma que para el vino.

La oferta tecnológica del INTI en la Patagonia está naturalmente vinculada a las características territoriales que determinan la producción. La fruticultura, por ejemplo, constituye la principal actividad productiva del Alto valle del Río Negro y Neuquén -especialmente con manzana y pera-, donde, a su vez, las condiciones naturales para la elaboración de vinos de calidad son excepcionales: eso explica la existencia de viñedos y bodegas de larga tradición.

La Patagonia también cuenta con amplias superficies cultivadas con lúpulo, insumo clave en la elaboración de cerveza.  Se produce principalmente en la llamada Comarca Andina del Paralelo 42, que comprende la ciudad rionegrina de El Bolsón y a varias localidades aledañas de Río Negro y Chubut; y también en chacras productivas de la localidad de Fernández Oro, en General Roca.

Si bien las sedes regionales del instituto poseen infraestructura suficiente para asistir a la industria regional, los casos específicos y puntuales que requieren de mayor especialización se resuelven con el permanente intercambio e intervención de los laboratorios del Parque Tecnológico Miguelete, sede del INTI en la localidad bonaerense de San Martín.