La legisladora Virginia González Gass presentó un proyecto para derogar la ordenanza que adoptó a la actual bandera oficial de la ciudad de Buenos Aires por considerar que su imagen “contiene símbolos autoritarios y monárquicos” que no representan “el pensamiento de los habitantes” del distrito.

“La actual bandera de la Ciudad no refleja en absoluto el contenido de la Constitución ni el pensamiento de los habitantes. Quienes vivimos en esta gran ciudad, cosmopolita y democrática, no nos merecemos tener una bandera que contiene símbolos autoritarios y monárquicos”, sostuvo la legisladora en el escrito que retoma una iniciativa presentada por el ex diputado Adrián Camps para anular la ordenanza 49669 de 1995.

Esa reglamentación estableció la adopción de una bandera oficial para la Ciudad con un pabellón compuesto de un fondo blanco que reproduce en su centro la réplica del escudo que el 20 de octubre de 1580 fue adoptado por Juan de Garay.

Ese escudo está integrado por un águila negra, la cruz de Calatrava y una corona como símbolo del reinado de Castilla y León y cuatro aguiletas que representan cuatro ciudades que debían fundarse: Santa Fe, La Trinidad –en referencia a Buenos Aires-, Corrientes y Concepción del Bermejo.

El texto, que deberá ser debatido en comisión, advierte que la actual bandera “refleja mediante una cruz sangrante un odio religioso que nada tiene que ver con la convivencia pacífica de todos aquellos que profesan sus credos con absoluta libertad”.

“Tampoco se merecen esta bandera colonial los pueblos originarios que habitaron y habitan nuestra ciudad y el territorio argentino, masacrados por el poder colonial en uno de los genocidios más atroces de la historia de la humanidad”, agrega.

Y concluye que “Buenos Aires es la ´hermana mayor´ de la independencia argentina y artífice de la independencia latinoamericana; su bandera debe ser fiel reflejo de su lucha por la democracia y reflejar el pluralismo de la composición de su sociedad”.

En ese contexto, la iniciativa contempla que la adopción de una nueva bandera para la Ciudad “debe estar precedida por un amplio debate en el seno de la sociedad” que incluya una audiencia pública a la ciudadanía, al tiempo que establece que mientras ocurre ese proceso será “la bandera nacional la que estará presente en todos los actos oficiales y presidirá los despachos de los funcionarios porteños”.