Son esas cosas que de tan absurdas te dan pura felicidad, para los dibujantes New Yorker es el pináculo donde publicaron a todos nuestros héroes”, declara Ricardo Siri, mucho más conocido como Liniers, el ilustrador y humorista estrella de estas primeras décadas del siglo XXI en Argentina.

 

El artista que ocupa uno de los espacios de contratapa del diario La Nación pero, más importante que eso, patentó un estilo que ofrece un nuevo tipo de humor, absurdo, tierno y podría decirse psicodélico dentro del panorama de los medios gráficos nacionales, alude así a la publicación de una ilustración de su autoría en la tapa del célebre semanario literario neoyorquino.

 

Allí por donde pasaron las firmas de, entre otros, Truman Capote, Raymond Chandler, John Cheever, Woody Allen y Robert Crumb.

 

“Nueva York para mí es esta versión de una gran urbe: mucho concreto y nada que sea natural”, dice Liniers en las páginas del New Yorker en una nota que versa sobre su persona y la ilustración de tapa, bautizada Straphangers, una palabra propia del lunfardo neoyorquino que define a quienes viajan, en subte, tren o bus, con su brazo colgando del pasamanos.

 

“En este caso la ilustración de tapa no tiene correlación con el contenido del New Yorker y eso es mejor para que te publiquen”, acota.

 

Un par de semanas antes había hecho una obra contra la homolesbotransfobia en coincidencia con la realización de los Juegos Olímpicos de Invierno de Sochi, Rusia, y las amenazas de discriminación que finalmente no se concretaron.

 

“Yo crecí en Buenos Aires y todavía vivo allí”, continúa en el texto de la revista estadounidense. “Así que soy tan metropolitano como se pueda ser. Por eso me siento en casa en Nueva York.” Y sigue. “La primera vez que vine a Nueva York, tendría veinte años. Me gustaría vivir tres meses en Nueva York, y luego me iría a Barcelona durante tres meses, y luego vendría de vuelta a Nueva York debido al tema de la visa.”

 

Su declaración de amor por la Gran Manzana concluye definiéndola como “una experiencia cosmopolita, donde ves a toda clase y raza de personas. Tenés la sensación de que siempre hay alguien haciendo lo que quiere, o lo que quiere hacer, y que siempre alguien lo está haciendo. Si te gustan las marionetas, vas a encontrar el mejor…”

 

Liniers cuenta que llegó al New Yorker sin fantasear siquiera con ello, de la mano de la editora artística Françoise Mouly, con quien publicó el año pasado el libro The big wet ballon –titulado en Argentina Los sábados son como un gran globo rojo– para la editorial especializada en libros infantiles Toon Books.

 

“Me divertía mandarle los bocetos y sentir que estaba haciendo una travesura, más que creer que era algo que saldría publicado, pero increíblemente se coló uno, algo que venía haciendo muy tranquilo”, cuenta el artista. Por si hacía falta alguna conexión cósmica, Mouly es la esposa de Art Spiegelman, creador de un cómic legendario como Maus.

 

“Spiegelman es mi John Lennon así que de sólo invitarme a comer a su casa ya estaba hecho”, afirma. Anécdotas al margen, esto se parece bastante a un gran hito en su ascendente carrera.

 

 

 

 

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