Con multas que tendrán un piso de 6000 pesos, el gobierno de Mauricio Macri pretende aplicar un control más severo sobre los motociclistas que transitan en la Capital. El proyecto de ley será prioritario en la agenda parlamentaria de 2014 y busca prohibir la circulación de motos con un acompañante en el área del microcentro durante los días hábiles, además de exigir el uso de chalecos reflectantes con el número de las patentes impreso en la parte delantera y trasera, entre otras exigencias.
La iniciativa es similar a la que comenzó a regir desde hace dos semanas en el territorio bonaerense, luego de la emergencia en seguridad que declaró el gobernador Daniel Scioli. La propuesta reabre el debate sobre un tema que ya fue discutido en 2010 en el recinto legislativo, con varios proyectos similares. Aunque, por diferentes causas, ninguno de ellos fue reglamentado.
El plan para controlar a las motos surgió en la mesa chica del macrismo, y la presentó en la Legislatura el diputado Cristian Ritondo, vicepresidente primero de la Cámara. Los objetivos centrales son dos: reducir los ataques de motochorros en salideras bancarias y otros delitos, y generar conciencia vial para evitar accidentes de tránsito. El proyecto incluye, también, limitaciones y sanciones para quienes no utilicen el casco.
El documento es analizado en la Comisión de Tránsito y Transporte que preside el legislador del bloque Sindical Peronista, Claudio Palmeyro, y donde Pro tiene mayoría de integrantes. Allí se realizarán los ajustes correspondientes; luego, pasaría al recinto.
El proyecto establece cambios en el Código de Tránsito y Transporte de la ciudad. Tal vez el punto más saliente es que se restringe la circulación con un acompañante cuando la moto “transite por el área comprendida entre las avenidas Belgrano, Paseo Colón, Leandro N. Alem y Del Libertador, y las calles Cerrito y Lima, en la franja horaria entre las 10 y las 17, los días hábiles, y de 10 a 14, los sábados”, según especifica el texto.
Además, se agrega que la misma restricción regirá en idénticos horarios “en las avenidas que el Poder Ejecutivo determine en base a estadísticas vinculadas a los delitos cometidos en uso de motovehículos”. Las zonas afectadas no fueron elegidas al azar. “Ésos son los lugares con mayor tránsito de motos y donde, creemos, el vecino está más expuesto a los delincuentes que se movilizan así”, dijo Ritondo.
El debate sobre los motociclistas comenzó en 2010, mucho antes de que se implementaran las restricciones en la provincia de Buenos Aires. El disparador fue la muerte de un joven de 17 años en Las Cañitas, que fue atropellado por dos motochorros que escapaban tras cometer un delito.
Tres proyectos diferentes pretendían, entonces, más restricciones a las motos: uno sobre el uso obligatorio de cascos y chalecos reflectantes; otro que agregaba la patente de la moto y el DNI del conductor y acompañante estampados en el chaleco, y un tercero que prohibía la circulación de dos personas a bordo de una moto en horario bancario. “Los proyectos se aprobaron en general, pero al debatirlos en particular se interrumpió la sesión por la discusión de dos legisladores del Frente para la Victoria”, recordó el ex diputado de Confianza Pública, Daniel Amoroso.
Integrante de la Comisión de Tránsito y Transporte mientras fue legislador entre 2005 y 2013, Amoroso tuvo mucha participación en la elaboración de dichos proyectos y, además, fundó la ONG Transitar Argentina, que estudia la problemática de la seguridad vial en el transporte público y privado. “Estoy de acuerdo en un 90% con el proyecto de Pro, salvo en que no se debe restringir al acompañante sólo en el microcentro sino en toda la ciudad”, analizó el ex legislador. “Ocurre que el delito puede mutar, cambiar de zona, eso me explicaban los comisarios que consulté cuando armamos el proyecto”, agregó Amoroso.
Otros cambios
Además de la exigencia de que el conductor y el acompañante lleven chalecos reflectantes con el dominio de la moto impreso en la parte delantera y trasera, la norma que quiere aplicar el gobierno porteño prevé el uso obligatorio de un casco homologado y certificado.
“El conductor de un motovehículo que transite con acompañante por zonas de circulación prohibida y/o sin chaleco reflectante será sancionado con una multa de 1000 unidades fijas (UF). La misma sanción rige para el acompañante cuando lo hubiere”, dice el texto del proyecto.
Cada unidad fija equivale al costo de medio litro de nafta de mayor octanaje en la ciudad, o sea, $ 6. En consecuencia, la multa de 1000 unidades fijas costará $ 6000.
La sanción podrá llegar al doble para el titular o responsable de un establecimiento “que expenda o provea de combustible o lubricante a los motovehículos que al momento de su expendio no tengan colocadas las placas de dominio y/o que sus conductores no circulen con sus respectivos cascos y chalecos”, dice el texto del proyecto de ley. Además, agrega que las sanciones irían entre los 3000 y 12.000 pesos.
La ley en estudio también faculta “al Cuerpo de Agentes de Control de Tránsito y a las fuerzas policiales de la ciudad a proceder a la retención de las motos que no cumplan con las obligaciones previstas en la normativa.
Fuerte rechazo sectorial
A pesar de que se trata de un proyecto que aún no tiene fecha de debate en la Legislatura, la iniciativa para regular a los motociclistas ya resulta antipática entre quienes utilizan estos vehículos como herramienta laboral. Es el caso de la Asociación Sindical de Motociclistas, Mensajeros y Servicios (Asimm).
“La medida impacta de lleno en nuestra actividad. Es discriminatoria, porque genera un apartheid”, dijo el secretario adjunto de la asociación, Maximiliano Arranz. “Si me dicen que el 100% de los delitos se cometen en motocicletas, lo entiendo; pero no hay chaleco para los conductores de autos ni para los peatones. Han instalado el término motochorro y caen en el facilismo de patentar seres humanos inocentes”, opinó.
Según Arranz, si se implementara sería “una medida que no tiene precedentes”, si bien en la provincia de Buenos Aires esta semana comenzarán a regir las sanciones. “Es un proyecto gravísimo, porque podrían llevar la discriminación al extremo. Los motociclistas quedamos estigmatizados por el uso de un chaleco con la patente. Los seres humanos no se patentan”, expresó.
“Desde lo operativo no creo que funcione, porque ningún ladrón se pondrá el número de patente para ir a robar. El ladrón está preparado para infringir la ley”, concluyó.
Por Mauricio Giambartolomei | LA NACION