Por Emiliano Delio

Al ingresar a la sala, la escenografía e iluminación sorprenden al público y lo trasladan al mundo pugilístico y nostálgico del siglo XX: bajo un manto color azul; adelante, se ve un bar porteño donde las sillas thonet están acomodadas alrededor de mesas con bebidas. Y atrás, un imponente ring con dos boxeadores fuera de combate, sentados de espaldas.

La trama está basada en un cuento de Abelardo Castillo. La experiencia y el orgullo profesional que defiende su oficio, encarnado por Leonardo Orellano; se enfrenta a la energía, arrogancia, atrevimiento, ingenuidad y soltura de un joven que quiere “comerse al mundo”, interpretado por Agustín Monzón (nieto de Carlos, el campeón mundial de la categoría mediano)

Pero antes de la disputa entre los disímiles boxeadores, interviene el afán del lucro. El rumano (Federico Milman) es el representante del ascendente “pibe” Peralta y buscará por medios no deportivos, que triunfe en la pelea estelar, ante el consagrado “el negro” Ortega.

Este manager llega al bar, donde el veterano pugilista comparte unos vinos con su entrenador y consejero Ruíz (Fabián Petroni), que le advierte a través de un pasaje de la Biblia: “raza de víboras, hay muchos modos de vender palomas en el templo”. A pesar de ello, el rumano convence a Ortega de pactar el resultado, con un fajo de billetes que pone bajo su vaso.

“Este muchacho Peralta, a los veinte años y con sólo cinco combates en el campo rentado, se perfila, evidentemente, como el valor más promisorio de su categoría. La experiencia de Ortega, quince años mayor que él, y la asombrosa pegada de ambos púgiles, pero atención: ya están en el centro del cuadrilátero escuchando las indicaciones del árbitro” indica el relator (Santiago Maurig) al comienzo; mientras que el comentarista (Lorenzo Martelli) va poniendo más picante el relato.

La pelea comienza, en el Luna Park, ante 20 mil personas. Los encargados de la transmisión deportiva, le ponen poética a los golpes desenfrenados, en un final abierto, con varias caídas de ambos boxeadores en los 10 rounds.

En la obra se respira la atmósfera del boxeo y el ambiente porteño a través del bandoneón ejecutado en vivo por Bruno Leichman con tangos interpetados por Pertoni. La adaptación al teatro y la dirección están a cargo de Maxi Rofrano, que no descuidó detalles en la puesta en escena, que se conjugan en una producción completa.

Ficha

Dramaturgia: Maxi Rofrano
Actúan: Lorenzo Martelli, Santiago Maurig, Federico Milman, Agustín Monzón, Leandro Orellano, Fabián Petroni
Músico: Bruno Leichman
Vestuario: Yanina Corbetto
Escenografía: Caro Beltrán
Diseño de luces: Gonzalo Calcagno, Mariana Morán Benitez
Diseño sonoro: Lucas Guinart
Entrenamiento En Boxeo: Guido Alemañy
Asistencia de dirección: Flor López
Prensa: OKm Prensa
Producción: Poppy Murray
Coreografía: Emilio Cesar
Dirección: Maxi Rofrano
Duración: 50 minutos
Espacio Callejón, Humahuaca 3759 (Almagro)
Viernes, 22:00. Hasta el 25/07/2025