La obra teatral Hermafrodita se presenta los viernes y sábado a las 21 y los domingos a las 19 en el Centro Cultural San Martín (Sarmiento 1551). Mayra Bonard y Carlos Casella recrean la vida de Barbin, nacida en 1838 como Herculine Adeline y renombrada Abel en 1859.
Ambos actores, ataviados por Raimondi de manera clásica, con camisa blanca y saco, corbata y pantalón negro, a través de la danza sincronizada y los textos antológicos de Memorias de Herculine Barbin, llamada Alexina B, describen la vida y sexualidad del o la protagonista, de acuerdo al período de la vida retratada. La creación es de Alfredo Arias, director y regisseur argentino, residente en Francia, que ha entrado en la categoría de mítico, por su paso por el Instituto Di Tella en la década de 1960 en Buenos Aires y la puesta en escena de Eva Perón, de Copi, en París en los ’70. Su extensa trayectoria como regisseur, actor, director de teatro, ópera y cine le valieron el reconocimiento de su país de adopción, como Comendador de las Artes y las Letras, otorgado por el Ministerio de la Cultura Francia, además de alzarse con cuatro premios Molière, uno de ellos por el conjunto de su carrera.
En este caso Arias cuenta, a través de la precisión del texto, la vida sentimental de Herculine. Primero será pupila en una escuela religiosa de niñas, donde la pasión carnal la une con Sara, hija de la directora de la institución educativa. Pero su vida se transformará en un drama personal y social, ya que en el pueblo donde vive será rechazada por la moral católica del siglo XIX, por las suspicacias que suscitan sus órganos sexuales diversos y las conductas sospechadas y prohibidas en el internado.
El filósofo y sociólogo Michael Foucault, publicó e hizo populares las Memorias de Herculine en 1978, donde el analiza y explica el caso: “Las teorías biológicas sobre la sexualidad, las concepciones jurídicas sobre el individuo, las formas de control administrativo en los Estados modernos han conducido paulatinamente a rechazar la idea de una mezcla de los dos sexos en un solo cuerpo y a restringir, en consecuencia, la libre elección de los sujetos dudosos”
En la obra, como en la vida real de Herculine, intervienen la medicina y la ley del siglo XIX, que la condena a cambiar de sexo. Su desdichas comienzan cuando debe abandonar esa ambigüedad femenina para empezar a ser un hombre, Abel. Finalmente lo conducen a la peor de las desdichas, antes de llegar a los 30 años.
En una hora, se describe la esencia del problema, con las soberbias actuaciones de Bonard y Casella, con una iluminación justa a cargo de Matías Sendon en el gran escenario de la Sala A del Centro Cultural General San Martín. En el espectáculo también participó la artista visual Nicola Constantino. Y el diseño sonoro estuvo a cargo de Diego Vainer. La reposición de Hermafrodita se hace luego de tres años, ya que su estreno fue en el MALBA en 2020, antes de la pandemia.
El video que se proyecta tras el escenario en el momento de la transformación de hombre a mujer estuvo a cargo de Ingancio Masillorens, mientras que la asistencia de dirección la hizo Irina Galimini junto a Maxi Muti. Y en la producción ejecutiva, Mariene Nordlinger.
“En la Edad Media, las reglas del derecho -canónico y civil- eran sumamente claras sobre este punto: eran llamados hermafroditas aquellos en quienes se yuxtaponían, según proporciones que podían ser variables, los dos sexos”, fue una de las tantas reflexiones de Foucalut luego de leer el caso.