Un francés y un alemán fueron demorados cuando intentaban dibujar un coche de la Línea E. Se contactan con locales y arman la logística. La escasa vigilancia y las bajas penas los animan
El sábado 19 de abril, dos grafiteros europeos, el francés Jean Brieuc Vezier y el alemán David Haderhölz, fueron detenidos por personal de seguridad de Metrovías mientras realizaban un grafiti de 8 metros de largo por 1,50 de alto, sobre uno de los laterales de la formación de la Línea E que se encontraba en el sector de cocheras.
Según se pudo averiguar, los jóvenes formarían parte de un grupo o crew de grafiteros que alcanzó a escapar antes de ser aprendidos.
Pero éste no es un hecho aislado. Cada vez es más frecuente el desembarco de grafiteros extranjeros que llegan al país para vandalizar formaciones del sistema de subterráneos porteños.
La movida llega a tal punto que para los grafiteros extranjeros el servicio de subtes es considerado una verdadera meca. Llegan desde Alemania, Francia, y Suiza, entre otros países. En su mayoría son jóvenes de entre 20 y 30 años con un largo recorrido en el street art, entre los motivos que esgrimen para venir a nuestro país a pintar sobresalen la escasa vigilancia que existe en algunas líneas, y la baja penalidad que se aplica en el Código Contravencional porteño por pintar un bien público.
Los dos europeos fueron trasladados hasta la seccional 2ª de la Policía Federal donde se les labró un acta contravencional y luego fueron liberados.
La causa se tramitó en la Unidad Fiscal Sudeste a cargo de Juan Ernesto Rozas. Se los sancionó por ensuciar un bien público en la Ciudad, tal como está encuadrado el grafiti en el subte, y se basaron en el artículo 80 del Código Contravencional, que establece penas de uno a 15 días de trabajo comunitario o multas de hasta $ 300 a quien la infringe.
Si bien muchos de estos grafiteros llegan al país por su cuenta, otros se contactan con grupos de artistas locales. Las líneas más pintadas son la B, C, D y E, mientras que las líneas H y A tienen mayor control de seguridad.
Máster: “Pintar los subtes para los extranjeros es como hacer un máster. Su llegada se profundizó hace dos años, antes de que dejaran de funcionar los antiguos coches de madera de la Línea A, la Burgeoise”, explica a este diario Bat, un habitual grafitero de subtes. “Además, ellos saben que acá las leyes son más leves que en sus países”.
La modalidad de esta variante de arte urbano se llama Bombing Vandal y los grafiteros tardan entre diez y 15 minutos para hacer su trabajo. Antes de salir a pintar arman una logística que analizan durante varios días. En ese tiempo estudian los movimientos de los empleados de Metrovías, y en especial, del personal de seguridad.
“Muchos pintan los trenes que quedan en los andenes, otros prefieren grafitearlos en las cocheras. A esos les decimos ‘ninjas’, entran por las estaciones, se quedan escondidos y caminan por los túneles hasta donde están los trenes”, puntualiza Bat, quien asegura que gasta hasta cinco aerosoles de pintura en cada dibujo que realiza en los subtes.
Desde la estatal Subterráneos de Buenos Aires (Sbase), en tanto, informaron que desde el año pasado existe el Plan Grafiti Cero. Esta iniciativa contempla la remoción de las pintadas en las carrocerías y ventanas de las formaciones. También se aplica un tratamiento antigrafiti para prevenir futuros vandalismos. Un equipo de treinta personas lleva adelante estos trabajos y los realizan durante la noche.
Hasta el año pasado, cerca del 80% de las formaciones que circulan por todo el sistema de subtes porteños presentaba grafitis en sus carrocerías y ventanas. La empresa señaló que hasta marzo de este año se habían realizado tareas de limpieza de grafitis en sesenta coches de la Línea E, 126 de la D y 11 de la B.
Por Claudio Corsalini