En 1983 se celebraron las elecciones, luego de los oscuros años de la dictadura de 1976 -1983

La diputada Patricia Vischi (Evolución) encabezó el acto “35 años de Democracia”, declarado de interés cultural por la Legislatura de la Ciudad y realizado en el Salón Presidente Perón. “No a la muerte, no a los desaparecidos, no a la tortura, si a la instauración de la democracia en todas sus dimensiones”, afirmó Vischi al rememorar las elecciones del 30 de octubre de 1983, que consagraron presidente electo a Raúl Alfonsín.

La legisladora recordó que el ex presidente en su “accionar, tenía una profunda vocación democrática, la defensa del derecho en todas sus dimensiones”. Vischi recordó que los principales puntos de la gestión del líder radical al frente del Poder Ejecutivo Nacional, como “la creación de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP), el histórico juicio a las juntas”.

Vischi, dijo ante un salón colmado que además de “recordar a Raul Alfonsín y dedicar un gran aplauso”, al que respondió el público, hoy es “un día importante para el país, porque la democracia es para todos”.

Lucía Alberti, diputada nacional con mandato cumplido, fue la encargada de coordinar el acto organizado junto al Instituto de Derechos Humanos Mario Abel Amaya. Consideró que la democracia está consolidada “gracias a la lucha inclaudicable del doctor Raúl Alfonsín”.

Raul Borrás, dirigente e hijo del ministro de Defensa de la Nación entre 1983 y 1985, recordó las diferencias entre “aquella Argentina de 1983 y la que se abrió”. En 1983 “el endeudamiento había pasado de 3 mil millones a 45 mil millones, en tan solo 15 años”, “veníamos de una guerra perdida” y “30 mil compatriotas ya no estaban”.

Borrás subrayó “la capacidad de liderazgo de Alfonsín” al “plantearse con los partidos políticos, lograr llevar a la Argentina a un futuro mejor”. El dirigente evaluó que eso “no fue producto de la casualidad” y contó que “en los peores momentos de la dictadura, Alfonsín estuvo defendiendo líderes políticos, que ni siquiera eran de su filiación política”. Y citó al líder radical: “defendí aquellos para que tuvieran su debido proceso”, frente a las torturas y asesinatos perpetrados durante la última dictadura militar (1976-1983).

Borrás manifestó preocupación ante “la fatiga social que se está abriendo paso en nuestra región, con alternativas negativas”, como la elección de Jair Bolsonaro para presidente del Brasil. “Sin golpes de estado, puede haber grandes retrocesos institucionales”, por lo cual sostuvo necesario “reafirmar la libertad y nuestros derechos”, ya que “eso es lo que nos ha dejado Alfonsín”.

Jorge Ferronato, director del Ciclo Básico Común de la Universidad de Buenos Aires, contextualizó la vuelta a la democracia en Argentina. En el siglo XX “pasaron las cosas más monstruosas de la humanidad”, con el “holocausto”, el genocidio étnico, político y religioso en Europa dirigido por la Alemania nazi y las “bombas atómicas”, lanzadas por los Estados Unidos, con el exterminio de los ciudadanos japoneses de Hiroshima y Nagasaki. Luego de la Segunda Guerra Mundial, continuó “la guerra fría”, que provocó “una profunda grieta” y “ruptura” entre dos bloques.

El profesor recordó que cuando Alfonsín asumió como presidente democrático, en los países vecinos de “Chile, Brasil, Paraguay y Uruguay” había dictaduras militares, mientras que los Estados Unidos eran gobernados por el conservador Ronald Regan y el Reino Unido, por Margaret Thatcher, “la dama de hierro”. Pero Alfonsín siempre remarcó “la carrera hacia la paz, la libertad, la conciliación” ya que “el camino no eran las armas, la violencia”, sino “el diálogo, la discusión política y serena”.

Ferronato recordó que “Sudamérica tenía el plan Cóndor y Estados Unidos planificaba en las Escuelas de las Américas”, donde todos los militares se graduaban allí con la doctrina de seguridad nacional, que habilitaba la represión interna. Pero Alfonsín comprendió que las Juntas Militares, integrada por los comandantes de las tres Fuerzas Armadas que ejercieron el poder de facto entre 1976 y 1983, “debían ser juzgadas, único caso en la historia” en las que las hizo el propio Poder Judicial Nacional. Ferronato consideró que Alfonsín fue “el constructor de una Argentina más libre y más justa”.