El Parkinson es una enfermedad neurológica progresiva que afecta a alrededor de 100 mil personas en Argentina, de los cuales, en su mayoría son adultos mayores de 65 años (cerca del 1 por ciento). Es una de las condiciones neurológicas más comunes que, hasta el momento, no tiene cura, aunque existen tratamientos como la Estimulación Cerebral Profunda, una alternativa para tratar esta patología.

De acuerdo con el Ministerio de Salud de la Nación, suele manifestarse recién a partir de los 55 años, aunque hay casos registrados antes, como el del actor Michael Fox a los 30 años o al boxeador Muhamed Ali a los 41. El Parkinson tiene un pico entre los 75 y 84 años. Si bien presenta síntomas motores o no motores, suele caracterizarse por temblores involuntarios, lentitud para iniciar movimientos, trastornos en la marcha o rigidez, aunque en muchos casos estos síntomas pueden no detectarse al principio de la enfermedad y recién lo hacen luego de un tiempo prolongado. Las fases principales y consecutivas son síntomas motores leves en un lado del cuerpo; luego sobrevienen alteraciones en marcha y postura; después las tareas habituales se dificultan y en el estado más avanzado, el caminar. Estas etapas  pueden estar acompañadas también por alteraciones sensoriales (pérdida del olfato, dolores diversos), gastrointestinales (constipación), del estado de ánimo (depresión, ansiedad, etc.), del sueño (insomnio, sueños vívidos o actuados) o autonómicas (trastornos urinarios) y afectar la cognición. En este sentido, la Dra. Silvia Berner, a cargo del Servicio de Neurocirugía de la Clínica Santa Isabel, subraya que: “La consulta con un profesional es fundamental para obtener un diagnóstico preciso y un plan de tratamiento efectivo”. De esta manera, resalta la importancia de la prevención y concientización, para la detección temprana de esta enfermedad, que va a permitir que la calidad de vida de los pacientes mejore”

“Es necesario comprender que cada persona representa un caso diferente por lo que es importante analizar con rigurosidad cuál es la opción más adecuada para el paciente y esto sólo puede ser diagnosticado por un profesional”, explica el Dr. Carlos Alberto Ciraolo, jefe de la Sección de Neurocirugía Funcional del Hospital Italiano de Buenos Aires. “Los tratamientos farmacológicos pueden ofrecer un periodo de alivio para muchos pacientes. Cuando el paciente se vuelve refractario a los fármacos, es crucial considerar la opción quirúrgica”, agrega el especialista.

El Parkinson es la patología neurodegenerativa crónica y progresiva más frecuente en el mundo y, aunque no existe una cura, actualmente hay diferentes tratamientos farmacológicos o quirúrgicos que ayudan a aliviar los síntomas y mejorar la calidad de vida del paciente. Cada 11 de abril, se celebra el Día Mundial del Parkinson, declarada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en conmemoración del aniversario de James Parkinson, el médico británico que describió esta enfermedad por primera vez, una fecha que tanto para médicos como para pacientes representa una oportunidad para aumentar la conciencia sobre esta patología. Existen tantas manifestaciones de la enfermedad como personas, porque se presenta de forma diferente en cada individuo, tanto en la sintomatología como en la evolución o respuesta a los tratamientos y a las terapias rehabilitadoras, lo que hace necesaria una atención personalizada.

El Dr. Juan Pablo Casasco, jefe de Unidad Neurocirugía Funcional de la Clínica Santa Isabel, señala que el Parkinson es una patología frecuentemente subdiagnosticada, debido a la ausencia de una prueba específica para su detección temprana. “Muchos pacientes pueden estar conviviendo con la enfermedad sin un diagnóstico formal, lo que dificulta su acceso a tratamientos oportunos y adecuados”, indica.

Tratamientos nuevos

Cuando la enfermedad está más avanzada, existen las variantes quirúrgicas.  La Clínica Santa Isabel cuenta con una unidad especializada en trastornos del movimiento perteneciente al servicio de neurocirugía, una de las pocas disponibles en el país, que se especializa en la neurocirugía funcional, una subespecialidad de la neurocirugía, que se aboca a intervenir a través de cirugía la función alterada del sistema nervioso central o periférico. Para lograr este objetivo utiliza los paradigmas propios de la conducción nerviosa a fin de lograr contrarrestar la enfermedad y mejorar la calidad de vida del paciente y su entorno cercano. Cabe resaltar que, aunque solo 1 de cada 10 pacientes con Parkinson son candidatos a este tipo de tratamientos, los médicos explican que en Argentina esto representa a miles de personas. “Si bien estamos hablando de un porcentaje pequeño, dada la prevalencia de la enfermedad, se trata de un gran número de pacientes que son potenciales candidatos a un procedimiento que puede mejorar sustancialmente su calidad de vida”, concluyó el especialista.

A pesar de que aún no existe una cura para el Parkinson, los avances en los tratamientos, especialmente los neuroquirúrgicos, han demostrado cambios notorios en el bienestar de los pacientes. Estas mejoras son un paso significativo en la lucha contra esta enfermedad y refuerzan la importancia de continuar con la investigación y el desarrollo de nuevas terapias.

Recientemente comenzó a destacarse con fuerza la Estimulación Cerebral Profunda (DBS, por sus siglas en inglés), un procedimiento avanzado y presente en el país desde hace algunos años que permite minimizar los trastornos de movimientos involuntarios que produce esta patología. El DBS consiste en el implante de electrodos en la profundidad del cerebro que van conectados a un generador de pulsos o dispositivo eléctrico -similar a los marcapasos cardíacos- que se coloca en el tórax o el abdomen.

“La terapia de Estimulación Profunda busca controlar los síntomas motores de los pacientes, así como probables complicaciones y fluctuaciones que puedan desarrollar debido a la terapia farmacológica”, señala el neurocirujano Ciraolo.

El dispositivo es programado externamente a través de un software que define y regula los estímulos eléctricos que recibe el paciente para modificar el funcionamiento del sistema nervioso. Uno de los más destacados es el desarrollado por Medtronic, empresa líder en tecnología de la salud, que permite capturar señales cerebrales y analizarlas en tiempo real para luego almacenarlas en el dispositivo y utilizarlas para brindar un tratamiento personalizado a medida que evolucionan las necesidades del paciente.

Más allá de cada tratamiento, el Dr. Ciraolo sostiene que “el objetivo siempre es mejorar la calidad de vida, el nivel de independencia y la funcionalidad de las personas que deben convivir con esta enfermedad donde la familia y el acompañamiento del paciente también juegan un rol fundamental”.

El programa Parkinson y Yo busca promover un acceso a una vida más plena para personas con esta enfermedad. Esta iniciativa ofrece recursos educativos, actividades de apoyo y una comunidad en línea para ayudar a las personas afectadas por esta enfermedad a manejar mejor su condición. En su página web (www.parkinsonyyo.com) se presentan testimonios de personas que pudieron mejorar sus síntomas gracias a los tratamientos recibidos.

Tayro Romero, actual embajador del programa, es uno de ellos. Para él, la vida con Parkinson puede ser llevadera con un tratamiento adecuado. “La realidad es que gracias a la cirugía recuperé mi vida social, volví a disfrutar de las caminatas, hacer ejercicio, manejar, ahora puedo ir a donde quiera”, comenta. Romero pasó años bajo tratamiento farmacológico antes de decidir probar con el implante del neuroestimulador por sugerencia de su neurólogo. “Esto fue un verdadero cambio en mi vida”, recuerda.