La Legislatura declaró de interés para la Promoción y Defensa de los Derechos Humanos de la Ciudad “Por una Migración sin Trata”, como respeto al 31 de julio, Día Mundial contra la Trata de Personas, establecido por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 2013. El diputado Daniel del Sol, autor de la iniciativa afirmó que “la problemática nos ocupa y preocupa”, como representantes del pueblo porteño.

Emilio Inzaurraga, presidente de la Comisión Nacional de Justicia y Paz de la Conferencia Episcopal Argentina de la Iglesia Católica, exteriorizó que “es una pena que tengamos en agenda este tema y no podamos decir que se acabaron los esclavistas en el país”, ya que “el número de víctimas aumenta año a año”.

Por eso evaluó como prioritario “eliminar las causas”, ya que si bien admitió “que todos los humanos son posibles víctimas”, son más afectados aquellos que deben realizar “migraciones voluntarias o forzadas”. Inzaurraga afirmó que esto es “responsabilidad de todos, principalmente los funcionarios, pero también los ciudadanos”, ya que “no se cambia lo que se tolera”.

Nancy Monzón, diputada con mandato cumplido, explicó que los migrantes “están en países que no conocen, en una cultura que no conocen y muchas veces están sin trabajo y sin familia”, además de muchas veces sufrir “discriminación y xenofobia”, por lo cual se convierten en “muy vulnerables” y pueden caer en la trata, a la que calificó como “la esclavitud del siglo XXI”. Pidió que los ciudadanos no dejen de “denunciarlo, ya que es anónimo y gratuito”, a través del número telefónico 145: “no tenemos que ser cómplices”, concluyó Monzón.

Flavio Lauría, secretario ejecutivo de la Comisión Episcopal de Migraciones, explicó que a los damnificados por la trata se les quita la identidad ya que en su introspección piensan: “no soy yo, soy lo que los demás dicen”. Resaltó que el Papa Francisco “ha puesto el tema de la trata a nivel mundial” y ha “insistido y motivado a todos los miembros de la Iglesia para tutelar y cuidar a las personas víctimas”.

Juan Carlos Romanín, obispo emérito de Rio Gallegos, que luchó en esa ciudad contra este delito y recordó que Francisco se ha comprometido personalmente por su convicción que son necesarios esfuerzos y una gran atención, para asegurar que no sean excluidos u olvidados, los que se encuentran forzados a migrar. “Lo que vio en Buenos Aires, se ha multiplicado, al haber caminado el mundo”

Repudió “el concepto del ser humano, que es tratado como un objeto de compra y venta”. Romanín, estimó que “en el centro del sistema está el dios dinero y no el hombre”. Y pidió “concientizar para que las personas no caigan como víctimas” y “persecución judicial contra los responsables”

Evaluó necesaria la asistencia a las víctimas, su rehabilitación a través de una formación y su vuelta a la sociedad. El emérito afirmó que la trata es “una yaga en la carne de la humanidad”

Myrtha Schalom, , contadora, periodista y escritora e integrante de la Fundación Mujeres en Igualdad, organización fundada en 1990 y de consulta por la ONU desde 2005; afirmó que es ineludible la prevención, protección y enjuiciamiento. Llamó la atención sobre “eufemismos que hemos naturalizado como sociedad” ya que “la prostitución no es el oficio más antiguo del mundo, sino la explotación más antigua”.

Contó que en la Argentina se pasó de “la trata de esclavos negros” a la “trata de mujeres blancas”, a partir del siglo XIX, con las “corrientes migratorias de Europa, cuando también llegaron los proxenetas”, que utilizaban los mecanismos de “reclutamiento, traslado y explotación”.

Schalom recordó que en muchas ciudades, como Rosario, se crearon registros de prostitutas y las mujeres “eran obligadas a quedarse en el prostíbulo y si salían eran declaradas prófugas y a través de la comisaría eran llevadas de vuelta”. Estimó que con este tipo de legalizaciones los estados “se convierten en proxenetas”. Recordó también que en Buenos Aires operó Zwi Migdal entre 1906 y 1930 y de los 108 implicados hubo solo “3 condenados”.

La escritora afirmó que este problema sigue en el siglo XXI. Y hay nuevas formas de captación, ya que “no es solo la pobreza, sino también el consumismo”, lo que lleva a este engaño. Las formas más comunes de captación hoy son a través de las nuevas tecnologías (redes sociales, agencias de citas, de trabajo, de modelos, entre otras), falsos anuncios ofreciendo labores como modelos, bailarinas, servicio doméstico, azafatas, cosechadoras, personal de hotelería u otros. Schalom pidió “globalizar no desde la economía, sino desde la ética”