Apenas unos días antes de iniciar una gira europea y lanzar su nuevo álbum Linyera Melingo, inaugurará este viernes un ciclo de tango en el ND Ateneo.

 

Durante los últimos 15 años, Daniel Melingo no ha parado de obtener un importante reconocimiento como cantor y compositor de tango, confirmando que logró pasar del terreno del rock argentino al enorme universo de la música urbana. Su estilo, sin embargo, realmente no ha variado sustancialmente, ya que su mirada aguda y sus descripciones costumbristas guardan íntima relación, sea en el marco de Los Twist o en el circuito del tango.

 

Ahora, pocos días antes de partir a Europa para una nueva gira donde presentará su flamante álbum Linyera Melingo, dará el puntapié inicial de un ciclo de recitales en el ND Ateneo, donde en los siguientes viernes estarán Tanghetto, Adriana Varela y Omar Mollo.

 

–Siempre se te menciona como un cantor de “nuevo tango”, pero en tus discos se ve que tu paleta va más allá de eso.

 

–Sí, es mi intención también. El tango me permitió abrir mi trabajo hacia afuera, así que es una suerte de pasaporte. Ahí meto eso y voy desplegando todo el resto. En este nuevo disco, por ejemplo, hago una versión de “Volver a los 17” de Violeta Parra y una versión de “Canción del linyera” (de Antonio Tormo), que abre el álbum. O sea que la paleta es amplia. Yo tomo al tango como una licuadora, algo que aprendí a hacer con el rock. Intento que el tango vuelva a tener libertad para absorber todo lo que pasa, con diferentes conocimientos, y todo eso conforma mi tango. Muchos tienen en mente a una suerte de estereotipo del tango, pero yo estoy convencido que en sus inicios no era tan estereotipado, algo que ocurrió con el correr de los años. El tango era una unidad creativa de libertad, sin fronteras.

 

–Ese estereotipo fue muy marcado cuando vos eras chico y adolescente, con Soldán y los Grandes valores, ¿no?

 

–Fue la decadencia. Pero antes hubo una época de oro, en los años ’40, donde al igual que en los años ’80 se había prohibido la música americana, por la Segunda Guerra Mundial. Por eso explotó el tango y fue la época de las grandes orquestas. Y como todo, tuvo un sube y un baja. Lo que mi generación absorbió de chicos, en los años ’60 y ’70, coincidió con la decadencia, y vimos la peor cara del tango.

 

–De todas formas, vos tuviste acceso al tango por cuestiones familiares.

 

–Sí. Mi primer tango es el tema “Esta es mi presentación”, que tiene letra de mi tío y lo grabamos en el año ’85 con Los Twist en el disco La máquina del tiempo. Ahí tocan Rodolfo Mederos y Suárez Paz, con arreglos de Carlos Villavicencio. ¡Es una joyita ese tema! De hecho, si vas al debut de Los Twist, el tema “Mocasín” también es un tango. Yo veo un paralelo y una continuidad con el costumbrismo abstracto y absurdo de Los Twist. De una manera creativa, continúo con eso y sigo escribiendo canciones.

 

-¿Te sorprendió en su momento que no pegara ni tuviera continuidad la veta de Lions in Love y H20?

 

–No era el momento, o no estaba a punto. Muchas veces los discos no sólo dependen de la peregrinación popular que tienen, sino que dependen de quien te hace el lobby. A veces coincide y a veces no. A veces el material prende entre la gente, pero no tiene el lobby suficiente. Y a veces tiene el lobby suficiente pero es una batata. No depende de uno.

 

–¿Te parece que no queda mucha gente que brilló en los años ’80 y hoy tiene una continuidad de laburo?

 

–Es cierto; muchos se fueron dispersando. Encuentro pocos pares míos. Fito, por ejemplo, sigue adelante. Hay otra gente que, con más o menos coherencia, también siguió desarrollando su pluma. Pero los que iniciamos nuestra carrera en los años ’80, no todos tuvimos la misma suerte. También hay que decir que mucha gente murió; quedaron muchos pares y compañeros nuestros en el camino, en las grandes batallas.

 

–Heridos de la guerra psicodélica, como diría Pipo Lernoud. Aunque también hay “recuperados” de esas batallas.

 

–Hay de todo. También estamos los testigos de esa era. Yo rescato también a los testigos de eras anteriores, como el tango y como mis familiares y abuelos. Por eso es importante para mí, haber cambiado de licuadora: antes era el rock y ahora es el tango. El rock nacional no deja de ser parte del tango, algo dicho por grandes como Spinetta o Charly, gente fundacional.

 

–Creo que si se escuchara un disco tuyo a fines de los años ’70, dirían que es rock nacional y canción urbana.

 

–¡Seguro! Basta con escuchar también a Invisible o incluso lo primero de Almendra.

 

–¿Cómo es esa imagen de la licuadora? ¿El tango es el aparato en sí, o es el ingrediente principal?

 

–Es el aparato. El tango es un aparato, como el rock, pero mucho más grande. Por eso digo que el rock nacional es parte del tango. No es parte del rock anglosajón porque eso nos tritura. ¡No somos parte del rock anglosajón! Con el rock nacional estamos mucho más cerca del tango que del rock anglosajón. Nos cuesta, pero el tango ahora reconoce al rock nacional, cosa que el rock anglosajón no reconoce. El rock nacional es muy importante para nosotros.

 

–Que te parece esta idea del ciclo de mostrar distintas facetas del tango? Es un buen abanico?

 

–Esa diversidad es importante en este momento de fundición del tango, porque se generará lo que vendrá en las próximas décadas. A la diversidad no se la puede dejar de lado porque fue una de las herramientas principales con las que se construyó al tango. El tango está construido por diversidad de géneros y ritmos, con más o menos estereotipos, y cada vez que te metes le encontrás más cosas como influencias. Y en este ciclo se logra eso. Hay dos grandes intérpretes y dos que somos creadores con distintas fusiones.

 

–Tu última gira europea tuvo unas 80 fechas, ¿fue la más grande que hiciste?

 

–Hace diez años que ando girando muy tupido por Europa, con tres giras anuales. Con el disco Maldito tango llegué a más de 100 fechas, y creo que con Linyera Melingo voy a pasar esa cifra. La semana que viene nos vamos a ocho países.

 

–¿Cómo es el ritmo de una gira de ese tipo?

 

–Arrancamos a mediados de marzo en París para hacer promoción, a fin de mes tocamos en Portugal, la primera semana de abril en Alemania, y después seguimos por Francia, Inglaterra, Turquía y Grecia. En cada país tocamos en varias ciudades y nos movemos en tren, para luego tomar un avión e ir al siguiente país.

 

–Como fue acostumbrarse a ese ritmo intenso, algo que prácticamente no existe en el rock local?

 

–No lo había pensado. Es lindo. Hay que estar en estado. No lo podés encarar sin un poco de descanso. Está bueno que sea una seguidilla, porque si tuvieras unos días libres seguro que gastarías la moneda que ganaste en un show. Las giras están armadas para hacer todo al máximo.

 

–¿Y cómo cantante se banca?

 

–Sí. Por suerte tuve a la profesora Liana Lecuona, que hace diez años me dio la técnica para cantar y me permitió exigir más a la garganta. No hay nada peor que exigir a la garganta con repeticiones y sin técnica. Pero con mi voz ronca y afónica puedo continuar porque ella me enseñó.

 

–¿Cuál te parece que es el atractivo del tango para los europeos?

 

–Yo tengo una teoría: la música del tango proviene de la música de cámara europea, incluso a nivel instrumentación. Ese decorado o una estructura de lo que es la música de cámara europea está muy presente en el tango. Esa música europea llega a nuestro país y se va formando el tango, pasa por nuestra ciudad y esa alcantarilla, y vuelve a Europa pero como una refinación de la música de cámara, con un tufo diferente. Vuelve como algo familiar y exótico y atractivo a la vez. Después de observar al público en las giras, creo que aprecian esa cualidad de música clásica que tiene el tango. Realmente estoy cada vez más convencido de eso, aunque no lo puedo demostrar. Creo que va por ese lado, por la gran cultura musical que tienen los europeos .

 

–Para terminar, ¿qué podés anticipar del recital de este viernes?

 

–Voy a hacer un repaso de mi discografía y a tocar todo el último disco, Corazón y hueso, que rodé en diferentes ciudades de Europa. Es un cierre de Corazón y hueso, y también vamos a estrenar varios temas. Va a ser un recorrido, porque también es una excusa para estar con la banda que siempre graba conmigo, los músicos históricos que tocaron conmigo, más los nuevos músicos y la participación de invitados estelares como Jaime Torres y posiblemente Skay Beilinson, que grabó en Linyera Melingo, el último disco mío, que todavía no salió. Es el segundo disco que Skay graba conmigo y esta vez pude juntarlo con Jaime. La verdad que quedé contentísimo porque fue el “Soneto para Daniel Reguera”, de Atahualpa Yupanqui, que musicalicé yo. Están los dos en el mismo tema. Es algo que se fue dando, por que es un disco donde en el estudio dejé que los temas me fueran llevando; no me impuse. El estudio es como la cocina: voy metiendo los condimentos y armándolo. Las canciones fueron tomando vida propia y encontrando su lugar. Son 12 canciones de una paleta bastante amplia.  «

 

Vruma, el organizador del ciclo

 

Federico Ottavianelli es el organizador de este ciclo, y se presentará en cada fecha como “Vruma y los Dínamos”, haciendo cuatro temas.

 

“Yo vengo cantando tangos hace ya unos años –cuenta– y armé ciclos más pequeños, pero ahora se dio disponer de un lugar más amplio como el Ateneo, donde nunca se había hecho algo así, más allá de fechas dispares. Esto es como llegar y hacer algo concreto ahí con el tango y los nuevos intérepetes, aunque cada artista tiene años de carrera. No son nombres tradicionales, digamos. La idea es, de acuerdo al resultado, seguir con el tango en el ND en forma regular”.

 

“A Omar Mollo –prosigue– lo conozco hace varios años, y hasta compartimos escenarios. Con Melingo grabamos juntos en el disco de Luis Ortega, y por él me metí en el tango, en la época de su Tangos bajos! Y Varrela y Tanghetto cubren otras variantes del tango. Todos ellos resumen a Buenos Aires y el tango que me gusta escuchar. Yo soy compositor de tango actual, aunque antes hice rock, pop y electrónica. Aquí voy a hacer algo breve nomás, un touch and go”.

 

“pipo no tiene que usar más el nombre de los twist”

 

Si bien Daniel Melingo se había destacado en la escena under del ’81 con el proyecto Ring Club, y luego había alcanzado la masividad con Los Abuelos de la Nada, su gran proyecto propio fue Los Twist, junto a Pipo Cipolatti. Luego viajó a España, hizo Lions in Love y hasta regresó con un álbum solista (H20). Pero nunca más integró Los Twist.

 

–¿Tocaste alguna vez más con Pipo, o están en contacto con él?

 

–Por momentos, Pipo me llama, en general cuando no tiene mucho laburo. Después, de golpe no me llama más. Tengo un gran afecto por él y hemos tenido una gran sociedad, pero debo decir que muchas veces es una incógnita lo que Pipo quiere hacer con Los Twist. La última vez que tocamos juntos fue en 1985, y desde entonces no tuve nada más que ver con la banda, aunque a veces hablamos. Igualmente, creo que con el tema de Los Twist hay algo pendiente, que es algo que yo le recrimino siempre: ¡tiene que arrancar con su carrera solista de una vez por todas! Realmente no da vapulear las manos de Perón por los escenarios. El concepto de Los Twist fue una cosa hasta 1985 y otra cosa después. Ahora bien, si sigue haciendo temas de la primera etapa es simplemente una cuestion comercial para él. ¡Pipo no tiene que usar más el nombre de Los Twist! Es una cruz que él solito se la carga al hombro.

 

 

 

 

 

Un debut en el cine

 

“Acabo de terminar –dice Melingo– una película con Luis Ortega, donde soy el actor y coprotagonista. Hago de un camionero clarinetista llamado Hueso, y está espectacular. ¡Me veo como actor y me encanta porque es algo que nunca imaginé! Luis me escribió el personaje a medida. Además, estoy terminando la producción de un disco suyo.”

 

Los cuatro conciertos

 

DANIEL MELINGO

 

Este viernes 7 de marzo, a las 21 horas, el creador de Tangos bajos dará el puntapié inicial del ciclo, con temas de discos anteriores como Corazón y hueso, además de estrenos.

 

TANGHETTO

 

El viernes 14 será el turno de una banda del llamado “neotango” o “electrotango”, que fusiona al tradicional tango porteño con la música electrónica.

 

ADRIANA VARELA

 

El viernes 21 cantará la “Gata” Varela, una figura de estilo personal que sobresale en el panorama de las cantantes femeninas de los últimos veinte años.

 

OMAR MOLLO

 

El cierre del día 28 estará a cargo de este rockero del grupo MAM que sorprendió al medio local al meterse de lleno en el repertorio del tango. También tocará el grupo las Rositas.

 

Por: Marcelo Fernández Bitar

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