El 1 de agosto se instauró por la ley 6550 en la Ciudad el “Día de la pachamama” (“Pacha” significa Tierra y “Mama” significa Madre en Quechua):  un festejo muy popular originario de la cultura inca y muy arraigado en el noroeste de Argentina, además de festejarse en Chile, Bolivia, Perú y Ecuador, entre otros países

La celebración agradece, pide y bendice los frutos que ofrendan, con las buenas cosechas, el buen tiempo y la abundancia del suelo. La divinidad femenina de la tierra y la fertilidad, es concebida como la madre que nutre, protege y sustenta a hombres y mujeres. De acuerdo al despacho que fue votado en julio en la Legislatura, “el Día de la Pachamama como núcleo de sentidos es una oportunidad para revalidar el compromiso con el cuidado de la tierra, el territorio y los recursos naturales y recuperar los valores ínsitos en la ceremonia como la solidaridad, la reciprocidad, la comunión, la comunidad como espacio de realización”

Los festejos en la Ciudad de Buenos Aires, se remontan a diversas celebraciones como los de 1998, cuando integrantes de las comunidades kolla, aymara, mapuche, guaraní y quechua se reunieron en la plaza Naciones Unidas, en Figueroa Alcorta y Austria (Palermo), para celebrar a la Pachamama. En 2013, la Escuela de Educación Media Nro. 3 del DE 19 “Prof. Carlos Geniso” (Flores) y el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI), junto a organizaciones sociales, celebraron el Día Internacional de los Pueblos Indígenas, compartiendo la ceremonia de la Pachamama. En este 2022, la legisladora porteña Laura Velasco, autora de la ley, festejó en la Plaza de las Victorias de Villa Lugano, la flamante norma junto a la comunidad inmigrante.

De acuerdo al periodista Marcelo Nieto “Pachamama es una deidad protectora. Posibilita la vida y favorece la fecundidad y la fertilidad. Esta disposición tiene un precio: ofrendar parte de lo que recibe. La Pachamama es una diosa hambrienta y si no se la nutre con las ofrendas, provoca enfermedades. Por eso el ritual central a la Pachamama es la “challa”, el tributo.”

El escritor e historiador chaqueño, explicó que “La palabra “challar” se usa como sinónimo de “dar de comer y beber a la tierra”. El challaco, abarca una compleja serie de pasos rituales que comienzan en las viviendas familiares la noche de la víspera, durante la cual se cocina la tijtincha, y que culminan en un ojo de agua o la toma de una acequia donde se realiza el ritual principal con una serie de ofrendas que incluyen comida, bebida, hojas de coca y cigarros. Destruimos la naturaleza, nos vestimos con trajes de soberbia. En un mundo desacralizado adoramos un falso ídolo: el consumo; militamos el exitismo, por el placer efímero nos corremos de las esencias… Pachamama trae saber primigenio. Como toda celebración ritualística sustenta un arcano de verdades purísimas”